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((**Es11.186**) costumbre. Aquello pareció una manera practica y segura para la exposición del Santísimo. Parrocos y obispos lo habían acogido bien. Don Bosco lo empleaba en sus iglesias. La aprobación de Roma habría proporcionado al inventor una fuente de ingresos. Para hacerle ese favor, don Bosco envió los planos a la Sagrada Congregación de Ritos, recomendando el asunto. Pero la ((**It11.213**)) Congregación no aprobó el pequeño invento, y tampoco quiso devolver los planos, porque ésa era la costumbre. Finalmente se hizo una excepción con don Bosco para librarle de graves molestias. Pero el tal Rúa, al ver la ruina de su industria que, de no haber hecho aquel recurso, le hubiera seguido produciendo ganancias, inculpó de ello a don Bosco y le puso pleito: pretendía que los tribunales obligaran al Siervo de Dios a indemnizarle con una elevada cantidad. Por fortuna, el magistrado fue de parecer muy distinto. La tercera molestia tuvo también su origen en un acto de caridad. Recuerden los lectores la rifa o cuestación sui generis que don Bosco ideó en el invierno de 1872 a 1873. Fue aquel un invierno memorable a causa de las restricciones públicas. Para conseguir medios de subsistencia don Bosco invitó, con una circular enviada en sobre cerrado, a un número extraordinariamente grande de bienhechores a adquirir boletos por valor de diez liras cada uno, a título de limosna, poniendo como premio la rifa de un hermoso cuadro, reproducción bien lograda de la <> al estilo de Rafael. La autoridad pública creyó ver en ello una violación de la ordenanza legislativa que prohibía rifas públicas, por lo que fue citado a juicio. No le valió que manifestara en el interrogatorio que con aquella rifa <>. La causa se prolongó durante mucho tiempo y no terminó hasta 1875, con una sentencia de la Corte Suprema, por la que se condenaba <> a una fuerte multa, por contravenir la ley sobre rifas públicas 1. 1 El Tribunal de Turín, por sentencia del 4 de octubre de 1873, le condenó a a multa de tres mil quinientas liras <>. La Corte Suprema, por sentencia del 16 de febrero de 1875, redujo la multa a mil quinientas liras, más la cantidad del valor del cuadro del premio, confirmando el secuestro y revocando su confiscación. Fue condenado también a las mayores costas. Don Bosco compareció a la llamada representado por el procurador Jacinto Pipino. El relator de la causa fue el juez abogado Dedominici. Don Bosco siempre fue citado con el título de Caballero, porque realmente en 1852 se le confirió la Cruz de Caballero de la Orden de San Mauricio y San Lázaro (LEMOYNE, Memorias Biográficas Volumen IV, pág. 376). (**Es11.186**))
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