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pertenecen a la provincia de Turín. De no estar
internados aquí, estos muchachos se encontrarían
expuestos a acabar mal, con gran disgusto para las
autoridades públicas y para los ciudadanos. Es
sabido, además, que muchos de estos muchachos
fueron enviados a esta casa por las autoridades
municipales o gubernativas.
Poniendo toda mi confianza en la reconocida
bondad de V. S. y suplicándole su eficaz
intervención ante la Corporación Provincial, tengo
el honor de profesarme con profunda gratitud,
De V. S. Ilma.
Turín, 8 de enero de 1875.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
Hasta las imperfecciones de lenguaje y estilo
producen una impresión de sincera confianza que
agrada y estimula.
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Omitimos otras cartas semejantes dirigidas a la
Dirección de Ferrocarriles, al gran Maestre de la
Orden de Malta o a los Ministerios;
mas no podemos dejar a un lado tres percances que
desequilibraron de algún modo la economía,
ocasionándole al mismo tiempo serias y largas
molestias.
El abogado Luis Succi, dueño de una fábrica de
fideos, hombre muy conocido por sus virtudes
cristianas y su generosidad, pidió a don Bosco que
le avalase con su firma una operación bancaria
para retirar cuarenta mil liras.
Don Bosco cedió a ello, pues sabía que era rico
y le había favorecido en ocasiones. Pero, tres
días después, murió Succi, venció la letra y don
Bosco avisó a los herederos.
<>.
No hubo forma entonces de hacer valer razones,
y fue preciso pagar. Sólo después de unos diez
años recuperó, casi entera, la cantidad avalada
con su firma.
Otra obra de caridad también le costó cara, no
en dineros, pero sí en molestias perjudiciales. Un
tal José Rúa, turinés, había ideado un aparato
para elevar la custodia desde la mesa del altar
hasta el manifestador y bajarla después hasta la
misma, a la vez que descendía o subía la cruz,
evitando así los inconvenientes y peligros de la
escalerita de
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