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y modestia, con las buenas palabras y santas
conversaciones que él sabía introducir
graciosamente, sin despertar sospechas en nadie y
elevando los espíritus. Persuadido de que la
avaricia es como una gangrena que roe el alma de
los ricos y que no hay sermón capaz de extirparla,
los convencía para dar limosna, y acostumbraba a
decirnos, que era para hacerles una gran bien sin
que se dieran cuenta de ello. Por otra parte,
siempre que tenía ocasión y hallaba lugar a
propósito, proclamaba con toda franqueza la
obligación de dar a los pobres lo superfluo.
También buscaba la limosna por carta. He aquí
dos de estas simpáticas cartas dirigidas a la
buena condesa Callori, una de petición y otra de
agradecimiento:
Mi buena Mamá:
El próximo martes por la tarde espero llegar a
Vignale para pasar ahí todo el miércoles en santa
paz hasta el jueves.
Pero >>qué quiere? Este su hijo está a la
cuarta pregunta y no tiene ni un céntimo; y hablo
solamente de ((**It11.210**))
céntimos, para decirle que también me contento con
poquito. Conozco su buen corazón y cuando no
puede, rehúyo pedir.
Que Dios la haga feliz en el tiempo y en la
eternidad. Amén.
Ruegue por este pobre y
3-10-1875.
Seguro
servidor en Jesucristo
JUAN BOSCO, Pbro.
Mi buena Mamá:
Cumplo con mi deber agradeciéndole mucho,
muchísimo, la hospitalidad, las atenciones y la
caridad otorgada a este pobre mendigo.
La condesa Bricherasio, émula de la virtud de
V. S. me dio la quinta y así ha quedado terminada
la obra de las columnas de granito 1. Pero no ha
terminado mi agradecimiento, ni terminarán las
bendiciones del cielo, que todos los días
invocaremos sobre V. S. y su familia.
La condesa Corsi, los condes y condesa Balbo
agradecieron mucho sus saludos y me encargaron le
enviara los suyos a V. S., para el señor conde
Casimiro, la condesa Victoria y el conde Federico.
>>Continúa todavía la señorita María con su dolor
de muelas? Porque, si Dios me ha escuchado, ya
debería estar curada; he rezado mucho por ella.
Mañana salgo para Cunico. El lunes (17) espero
estar en Turín, para dedicarme exclusivamente a
los misioneros de Argentina.
1 Alude a las columnas de granito de los
pórticos, de la zona posterior del ábside de María
Auxiliadora, al que nos referíamos hace un
instante.
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