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le ayuda como vicerrector don Miguel Rúa. Mas no
se crea que don Bosco fuese un director honorífico
y que su ayudante tuviese el nombre de
vicerrector, pero que actuara, de hecho, como
director. Las actas de las distintas sesiones, tan
transparentes en su laconismo, nos presentan un
don Miguel Rúa que preside, propone y toma
acuerdos con los demás miembros; pero se ve muy
bien que, por encima de sus ideas, está la
preocupación de interpretar debidamente el
pensamiento de don Bosco: en efecto, cada vez que
se presenta algo nuevo, la deliberación queda
siempre pendiente de lo que diga don Bosco.
Se ve que un Capítulo así no se apartaba ni un
ápice de la línea de conducta, que don Bosco hizo
norma de su vida y que se formula con una sola
palabra: prevenir. Así, por ejemplo, se someten a
minucioso examen con anterioridad y se estudian,
hasta con un mes de anticipación, las cosas de
mayor relieve, para poder prevenir con tiempo las
posibles eventualidades y preparar las adecuadas
providencias. Y a este fin se solía volver a leer
las deliberaciones de los años precedentes, con
las correspondientes anotaciones posteriores;
porque don Bosco enseñaba a recoger y poner por
escrito los datos de la experiencia, para
atesorarlos y valerse de ellos en circunstancias
análogas.
Hay un episodio de este tiempo muy aleccionador
1.
((**It11.203**)) Hacia
1875 se había comenzado a permitir que en la
fiesta de María Auxiliadora permaneciera la gente
en la iglesia hasta hora muy avanzada de la noche
y que circulara por los alrededores de la misma.
Esto dio origen a ciertos inconvenientes: algunos
de casa, por ejemplo, burlando la vigilancia de
los superiores, se escondieron una vez en los
sótanos para hacer una cuchipanda. Esto ocasionó
que algunos capitulares mantuvieran su parecer de
que debía abolirse aquella vigilia, que, por otra
parte, favorecía la piedad de los devotos,
especialmente los forasteros. Cuando la oposición
llegó a oídos de don Bosco, dejó que hablaran y
después observó:
-Ha sucedido esto, sí; >>pero quién tiene la
culpa? Vosotros, que no habéis vigilado lo
suficiente. Por tanto, no se deje de hacer el bien
para evitar el mal; es mucho mejor que otro año se
tomen a tiempo todas las precauciones para que los
inconvenientes que hoy se lamentan no se repitan
más.
Don Bosco trataba de propósito personalmente
los asuntos y casos de cada día después de la
cena: Como remate de sus laboriosas jornadas,
acabado su frugal refrigerio de la noche con la
comunidad, aprovechaba
1 Lo referimos tal como lo atestigua don José
Vespignani, que lo bebió en buenas fuentes.
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