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no podía decir nullimode, porque la gracia
dependía de la voluntad soberana del Pontífice,
pero allí se transparentaba evidentemente su
tendencia. Al redactor Menghini, a quien
necesariamente consultaba, le presentaba
dificultades que el inteligente abogado, como se
ve por la consulta, moderó con observaciones
llenas de delicadeza y atención. Este llegó a
decir que había hecho un trabajo <>. Nos imaginamos fácilmente la buena
voluntad de Menghini al tenérselas que ver con los
famosos escrúpulos del Cardenal.
Añadiremos todavía que, en agosto, el Prefecto
y el Secretario dieron a entender claramente que
consideraban imposible la concesión de la
comunicación global; más tarde, el mismo Cardenal
se inclinaba a conceder un número determinado de
privilegios, pero todos no; y, en cambio, respecto
a las dimisorias absolutas, se declaraba
resueltamente contrario.
Bajo la impresión de un coloquio con monseñor
Vitelleschi el abogado Menghini proponía a don
Bosco en aquel mismo mes de agosto, pero <> que, de manera secundaria, se
solicitaran <>, que le
pareciere bien indicar; pero que se remitía en
todo a su sabiduría y prudencia. Aquí sería útil
conocer qué respondió don Bosco; pero, a falta de
otros documentos, podemos reconstruir
substancialmente su respuesta por la réplica de
Menghini: <((**It11.196**))
operaciones no se deben reducir a la mitad, que es
muy cierto el dicho de: Benefacta male collata,
maleficia existima... (los beneficios mal
concedidos tenlos como maleficios). Usted escriba
y tome las medidas del caso, como un experto y
prevenido general de la armada. Tenga por cierto
que, por desgracia, hay oposición>>.
Consideraba don Bosco que monseñor Vitelleschi
no se oponía; pero ignoraba todavía que, al
confiar a Menghini la redacción de la consulta, el
Secretario de Obispos y Regulares le había dicho:
<>. Esto es, haga una simple relación,
sólo para dar curso a la petición.
Se aproximaba el día de la discusión. Don
Bosco, preocupado por
(**Es11.171**))
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