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Ministro exigía la inscripción de todos en una
escuela normal, pero se concedía la facultad de
presentarse a examen sin tal inscripción a los que
pudieran acreditar haber realizado las prácticas
de enseñanza durante un año. Por el contrario,
otra circular del mismo Ministerio no concedía
validez a esas prácticas, si no habían sido
precedidas por los debidos exámenes. En
conclusión, que no había que tener en cuenta las
prácticas. Verdaderamente don Miguel Rúa se
inclinaba a que no se presentara ninguno. Don
Francisco Cerruti no era del mismo parecer; esto
aconsejaba que se consiguieran diplomas, pero
poquito a poco y sin armar bulla, como en años
anteriores. El que se sintiera capaz, que se
preparase. Y así se acordó. Antes se celebraban
estos exámenes en Novara; pero ya no se podía ir
allí porque aquella escuela sólo estaba
equiparada, y las últimas disposiciones
ministeriales ((**It11.166**))
exigían que los estudiantes libres sólo pudieran
presentarse en las Normales regias. Se designó,
pues, para presentarse la escuela normal de
Pinerolo.
Terminado este tema, pidieron algunos
directores que se pusiera remedio a una
irregularidad. Los hermanos que estaban de paso en
una casa, salían y entraban y hasta comían fuera,
sin decir nada al director local. Pero no era
necesario determinar nada nuevo sobre ello;
bastaba cumplir una decisión anterior por la que
todo socio que se encontraba en una casa, distinta
a la de su residencia ordinaria, se pusiera
enseguida bajo la obediencia del director de
aquella casa y no saliera ni hiciera nada contra
las Reglas sin pedir el correspondiente permiso.
Pero el amor a la regularidad aconsejó que se
tomara un nuevo acuerdo respecto a los viajes no
autorizados. Al multiplicarse los socios eran más
frecuentes los viajes y, por tanto, también la
necesidad de pasar por las distintas casas. >>Se
debería tener siempre el debido permiso para
aquellas permanencias? >>No prolongaría alguno con
<>Y qué podría decir el
director local, sin saber el verdadero motivo del
viaje, su duración y el itinerario que debía
seguir?
Por consiguiente, todo director, cuando uno de
sus súbditos necesitara pasar por otra casa, debía
entregarle una carta de presentación en la que se
indicara la razón del viaje y todo lo demás que al
director extraño conviniera conocer. Que esa carta
estuviera cerrada, pero que llevara en el sobre el
sello del colegio de procedencia; de esta forma
los porteros podían impedir la entrada a los
simuladores disfrazados con el nombre de
salesianos. Y que los directores rompieran
enseguida el sobre, para evitar que otros pudieran
por ventura aprovecharlo indebidamente.
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