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usarlos en la iglesia o en la escuela; en vasos
sagrados, ornamentos y cosas semejantes, tal y
como su conocida caridad crea oportuno.
El municipio de San Nicolás proporciona los
locales para colegio e iglesia y costea el viaje
de cinco misioneros. Los otros gastos
preparatorios para el estudio de la lengua, el
equipo personal, lo concerniente al viaje, ajuar y
primera instalación, corren íntegramente a cargo
de los Salesianos.
La benevolencia y exquisita caridad que tuvo
conmigo en otras ocasiones, ((**It11.153**)) me
hacen abrigar la esperanza de que también al
presente se dignará ser nuestro padre y protector.
Los salesianos, por su parte, procurarán
corresponder con vivo celo a los beneficios
recibidos y recordarán con imborrable gratitud al
que les proporcionó los medios eficaces para poder
trasladarse a ejercer el ministerio evangélico en
la República Argentina, desde donde, con el favor
divino, esperan poder extenderse a otras naciones
de América.
Todos piden, además, de corazón al Señor que le
colme con sus celestiales favores y le conceda
largos años de vida feliz para bien de la Iglesia
y de la sociedad civil, mientras, en nombre de
todos, beso su sagrada púrpura y me profeso con la
máxima veneración de V. E. Rvma.
Muy
agradecido y humilde servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
La carta es del 31 de agosto, según se deduce
por la respuesta del 14 de septiembre. Decíale en
ella que se dirigiera al Cardenal Secretario de
Estado, ya que la República Argentina dependía de
la Congregación de Asuntos Eclesiásticos
extraordinarios.
A juzgar por la colección de documentos, no nos
consta que don Bosco se dirigiera a él.
Probablemente no lo hizo. Nuestra conjetura se
funda en la circunstancia de que, precisamente por
aquellos días, atravesaba una fase delicadísima el
asunto de los privilegios y de las dimisorias,
como veremos, y él no creería oportuno el momento
para adelantar la petición.
Las angustias que le causaron las cosas de
Roma, tenían relación con las dificultades de
Turín: unas y otras le producían tribulaciones a
la par.
Y con todo, con inconmovible serenidad de
espíritu, procedía impávido hacia la finalidad
prefijada de comenzar las misiones en América.
Ni siquiera perdía su buen humor, como lo da a
entender esta carta a su gran amigo y bienhechor
don Miguel Angel Chiatellino.
Muy querido amigo:
Como es tiempo de vacaciones no tendrá mucho
que hacer y quizá le haga bien el viajar;
confíole, pues, en nombre de María Auxiliadora, la
empresa de nuestros
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