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impedir o retardar la partida de los misioneros.
Pero este contratiempo no se verificó.
Así estaban las cosas cuando el 12 de mayo
subió don Bosco a la tribuna de las buenas noches,
bajo el pórtico, y comenzó a decir: -<>.
-íPor fin!, se oyó gritar por todas partes. Un
profundo silencio apagó las voces, y una viva
expectación avivó los oídos. Don Bosco
prosiguió:
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<>Enseguida me respondió que estaba conforme
con todas las condiciones señaladas y que, desde
aquel momento, ponía a nuestra disposición el
colegio, mas un terreno capaz para pastorear ocho
mil ovejas, y huerta, campos de deportes, etc.
Veis, pues, que en aquel país habrá trabajo para
toda clase de personas. Se necesitan predicadores,
porque hay iglesias públicas que administrar;
hacen falta profesores para las escuelas;
se requieren músicos y cantores porque allí les
gusta mucho la música; y se precisa quien conduzca
las ovejas a los pastos, las esquile, las ordeñe y
haga el queso, y, por fin, hacen falta personas
para todos los quehaceres de la casa. Y lo que es
mas importante de todo, queridos jóvenes, no muy
lejos de San Nicolas comienzan las tierras donde
habitan las tribus salvajes que son, sin embargo,
de muy buena índole y muchos de ellos se sienten
dispuestos a abrazar el cristianismo, con tal de
que vaya alguno a enseñárselo. Mas, por ahora, no
encuentran este misionero y por eso viven en la
idolatría. Llenémonos, pues, de valor y busquemos
todas las formas para prepararnos a ir a hacer el
bien por aquellas tierras.
>>Mientras tanto, en estos días se elegirá a
los que han de ir, los cuales se dedicaran a
aprender la lengua española, que es la que se
habla en la República Argentina. No hay que temer
la distancia de aquellas tierras porque, hoy en
día, las grandes distancias se acortan con las
maquinas a vapor y los telégrafos>>.
Estas palabras evidencian que el ideal de don
Bosco era la evangelización de los infieles: sólo
que él abrigaba la idea de seguir un camino
distinto del que hasta entonces se había seguido.
Otros misioneros, por haber querido penetrar
directamente en las tribus salvajes, habían
encontrado allí la muerte a mano de los indígenas.
El, pues, consideraba más acertado establecer
colegios y hospicios en zonas limítrofes y recibir
en ellos a los hijos de la floresta para conocer
la lengua, usos y costumbres de los indios y así
establecer poquito a poco relaciones
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