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tenía que formular más que una sola reserva, a
saber, que el Padre Santo diera su pleno
consentimiento; que él iría a Roma para oír de sus
mismos labios si era todo de su agrado, y, sólo en
el caso de una negativa del Sumo Pontífice,
respondería negativamente a la petición argentina.
No es posible describir el efecto que produjo
aquella escena imponente. Los jóvenes y los
salesianos quedaron pasmados. Algunos superiores,
ante tamaña solemnidad, se habían retraído de
subir a la plataforma por miedo de que, a la hora
de la verdad, por falta de personal o por
insuficiencia de medios, fracasara la expedición;
pero, por fin, el entusiasmo enardeció de tal
forma los ánimos, que hasta los más retraídos se
sintieron arrastrados. Fue como una corriente
eléctrica que se propagó en un instante dentro y
fuera del Oratorio.
Enseguida llegaron a las casas las
instrucciones de don Bosco, de modo que todos se
persuadieron de que no se había querido
escenificar una estéril demostración. Envió esta
circular.
A los Socios Salesianos:
De entre las muchas propuestas que nos llegaron
para abrir una misión en el extranjero, parece que
se ha de aceptar con preferencia la de la
República Argentina. Hay allí, a mas de la región
ya civilizada, extensiones de superficie
interminable habitadas por pueblos salvajes, con
los cuales pueden los Salesianos ejercer su
apostolado con la gracia del Señor. ((**It11.144**)) Por
ahora empezaremos abriendo un hospicio en Buenos
Aires, capital de la vasta República, y un colegio
con iglesia pública en San Nicolas de los Arroyos,
no muy distante de la capital.
Ahora bien, tratándose de preparar el personal
a enviar para hacer esta primera experiencia,
deseo que la elección de los socios que hayan de
ir no sea por obediencia sino por su propia opción
completamente libre. Por tanto, los que se sientan
inclinados a ir a las misiones extranjeras,
deberán:
1.° Presentar petición por escrito, en la que
manifiesten su buena voluntad de ir a aquellas
tierras como socios de nuestra Congregación.
2.° Después se reunirá el Capítulo Superior y,
una vez invocadas las luces del Espíritu Santo,
examinara la salud, la ciencia y las fuerzas
físicas y morales de cada uno. Y se elegirá
solamente a aquellos que fundadamente se considere
que la expedición ha de resultar ventajosa para su
propia alma y que, al mismo tiempo, servirá para
la mayor gloria de Dios.
3.° Una vez hecha la elección, se reunirán
todos, el tiempo que sea necesario, para
instruirse en la lengua y costumbres de los países
a los que se desea llevar la palabra de vida
eterna.
4.° Salvo una grave razón, que obligara a
cambiar de parecer, se establece la partida para
el próximo mes de octubre.
Demos gracias con todo nuestro corazón a la
bondad de Dios que, con tanta largueza, concede
cada día nuevos favores a nuestra humilde
Congregación y procuremos hacernos dignos de ellos
con la exacta observancia de nuestras
constituciones, especialmente en lo referente a
los votos con los que nos hemos consagrado al
Señor.
(**Es11.128**))
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