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-Comprendidos también nuestros alumnos, se
atrevió a decir don Juan Bonetti.
->>Es que vuestros alumnos no forman parte de
vuestros dirigidos?, observó sonriendo amablemente
el Pontífice.
-Es cierto; pero es para decirles que fueron
nombrados expresamente.
-Sí, sí, los bendigo particularmente y de
corazón.
-Y ahora nos atreveríamos a pedir una gracia
especial a Vuestra Santidad, animados por el mismo
don Bosco, añadió don Juan Bautista Lemoyne.
->>Y cuál?
-Una indulgencia plenaria para todos los que
están en nuestras casas.
->>Y no estamos en el año del jubileo?
-Sí, Beatísimo Padre; pero es para tener un
recuerdo de vuestra bondad y de nuestra visita al
Vicario de Jesucristo.
-Pues bien, os la concedo: mas por una sola
vez, >>entendido? íPor una sola vez!
Y mientras decía esto levantaba el pulgar de la
mano derecha.
Habían ofrecido también al Pontífice las
primicias de su producción literaria, que él
agradeció con palabras de aliento.
Y así terminó la audiencia. Fueron preferidos a
centenares de personas, ((**It11.141**)) que
pedían ser presentadas al Pontífice; de haber
tenido que esperar su turno, hubieran necesitado
quince días más. Así se dieron cuenta de lo mucho
que contaba en Roma el nombre de don Bosco 1.
El día 24, solemnidad de María Auxiliadora, don
Juan Bautista Lemoyne cantaba la misa en el
santuario de Valdocco.
1 Carta de don luan Bautista Lemoyne; Apéndice,
documento n.° 12.
(**Es11.126**))
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