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su gran amigo y admirador el abogado Comaschi 1.
Hubo todo un vaivén de visitas. También él visitó
a algunas personas, como, por ejemplo, a la
familia del duque de Scotti, que le envió su
propio coche para recogerlo.
((**It11.132**)) El 24,
miércoles santo, llegó al Oratorio en medio del
júbilo universal.
Lo que más trabajo le había dado en Roma había
sido la cuestión de los privilegios, de los que
volveremos a hablar más ampliamente. Para atender
con mayor eficacia a los trámites hubiera debido
prolongar su estancia en Roma. Ya hubo quien se lo
propuso; pero él se disculpó con una razón que no
admitía réplica: le reclamaba <> de sus
muchachos. Entonces le dijeron que, si no podía
ser de otra manera, dejara al menos a alguno que
lo representara y llevara adelante el asunto. Por
de pronto se ofrecieron para ocuparse de ello el
cardenal Berardi y monseñor Fratejacci; y él dio
la seguridad de que, a una llamada, volaría a
Roma, si no para ultimar el asunto, al menos para
presentar aclaraciones.
La necesidad quedó remediada con el viaje de
don Juan Bautista Lemoyne y de don Juan Bonetti en
la primera quincena de mayo. Don Bosco quería que,
de tanto en tanto, fueran algunos de los suyos a
Roma; y ello por varios motivos: como premio
insigne al sacrificio de los más merecedores; para
ensanchar las ideas y afianzar más en la fe y la
piedad a los de mayor influencia; para infundir y
difundir en la Congregación el espíritu de
romanidad, producto de la adhesión al Papa y a la
Iglesia. Además, la presencia en Roma de sujetos
sobresalientes surtía el efecto de desmentir las
malas voces de quienes pretendían presentar el
Oratorio como el paraíso de los tontos, por lo que
era ésta una circunstancia ventajosa que don Bosco
no dejaba de tener en cuenta. Lo cierto es, en
nuestro caso, que don Juan Bautista Lemoyne y don
Juan Bonetti eran hombres que, por sus dotes
personales, por su ingenio y don de gentes no
dejaban en mal lugar a quien los mandaba, ni a la
Sociedad a la que pertenecían.
El objeto principal de su viaje fue presentar
el homenaje de don Bosco y de la Sociedad
Salesiana a Pío IX con ocasión de su 83.°
cumpleaños, el día 13 de mayo. La ((**It11.133**)) guerra
sin cuartel declarada al Papa en Italia 2 y en
otras partes conmovió profundamente a los
católicos italianos y motivó que corriera entre
ellos la voz de tributar
1 LEMOYNE, Memorias Biográficas, vol. VIII,
pág. 264.
2 Para que los lectores más jóvenes se hagan
una idea de la fobia antipapal que entonces
dominaba a los dirigentes de la opinión pública,
reproduciremos aquí la carta escrita por José
Garibaldi a Carlos Blind, escritor y agitador
político alemán, en abril de 1875.
(**Es11.119**))
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