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favorece el Padre Santo, sino que todos en general
miran bien a nuestra Congregación. Es bien vista
por los buenos y por los malos, por las
autoridades eclesiásticas y las civiles; y, con
poquísimas excepciones, todos nos favorecen. Decía
de intento que hasta los malos nos miran con
buenos ojos, porque estamos viendo que los mismos
que gritan contra las Ordenes Religiosas y
quisieran suprimirlas por completo, nos alaban a
nosotros>>.
Antes de que don Bosco emprenda su viaje de
vuelta a Turín, consideramos oportuno ofrecer aquí
a nuestros lectores el remate de su epistolario
romano, que hemos podido encontrar:
1. A don Félix Reviglio
Se trata de una cartita dirigida al teólogo don
Félix Reviglio, el primer alumno de don Bosco
ordenado sacerdote y que, por aquellos días, debía
tomar posesión de la parroquia de San Agustín en
Turín. Su nombre aparece repetidamente en los
cinco primeros volúmenes de Lemoyne.
Para don Félix Reviglio.
No me es posible estar en Turín para el cuarto
domingo de cuaresma. Pero haz tu entrada, yo te
acompañaré con mis oraciones. Puedes comunicar a
tus nuevos feligreses que el Padre Santo, vivae
vocis oraculo et expressis verbis, concede una
bendición apostólica especial para ti, para el
clero y para todos los fieles que la divina
Providencia ha confiado a tus cuidados.
Ruega por este pobre, pero en Jesucristo
Roma, 28-2-1875.
Afmo. amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
2. A la Condesa Callori
((**It11.121**)) La
condesa Callori de Vignale socorrió siempre
generosamente a don Bosco. Más aún, fue para él
como una madre; tanto que el Siervo de Dios
acostumbraba a pedirle consejo en muchas ocasiones
y le escribía con una confianza filial. El
<> era el hijo segundo de la
Condesa; de vez en cuando había buscado don Bosco,
animándolo con afectuosas cartitas, la forma de
que estudiara y creciera en la virtud; tenía ya
veintidós años.
(**Es11.109**))
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