((**Es10.993**)
decía, la decadencia de las comunidades religiosas
debe achacarse a los Superiores, que no son
exactos en la observancia y, para agradar a los
Hermanos y captarse las simpatías, dejan correr
las cosas a su talante.
Parecía, a veces, que asignaba a alguno un
cargo superior a sus fuerzas; pero pronto se veía
que el éxito superaba toda esperanza.
Ello se debía sobre todo a sus oraciones y a
sus consejos. También exhortaba a rezar a los
elegidos y, al enviarlos al puesto que se les
había confiado, les decía:
-Es Dios el que quiere actuar; nosotros debemos
pedirle que tenga la bondad de servirse de
nosotros para sus santas empresas.
Hubo uno que hacía mucho tiempo intentaba salir
airoso en cierto negocio y le dijo:
-íPor fin he triunfado! De no haber sido por
mí, todo se hubiera hundido!...
Y don Bosco, con toda humildad, se limitó a
responderle que estuviera agradecido por ello a
Dios. Pero aquella misma tarde decía en confianza
a un íntimo suyo:
-íEl pobrecito no sabe que hace dos meses que
don Bosco rezaba y trabajaba para que triunfase en
aquel asunto!
También en 1872 reunió a los directores para
resolver los problemas de las casas y, entre otras
paternas exhortaciones, encarecía la utilidad y
necesidad:
de reunir todas las semanas el Capítulo para
promover la buena marcha del Colegio;
((**It10.1081**)) de
pedir a menudo informes al personal docente sobre
la conducta y aplicación de los alumnos;
de no leer nunca periódicos en público, y no
hablar de política, ni con los Hermanos ni con los
alumnos.
El mismo no leía nunca ningún periódico, y se
limitaba a escuchar una breve relación de los
sucesos del día, que don Angel Savio le hacía
cuando necesitaba informarse de los sucesos de la
Iglesia y de la Patria. Sin embargo, permitía a
los hermanos un buen periódico, uno sólo para cada
casa, con tal de que no saliera del salón de
estudio de los clérigos y de los sacerdotes.
Habló también de la correspondencia epistolar,
o mejor, de cómo escribir las cartas, exponiendo
todas aquellas normas, que en 1877 quiso se
insertaran en el apéndice del Reglamento para las
Casas.
Recomendó después que se inculcase a los
hermanos la necesidad de enseñar a los alumnos las
reglas de urbanidad con la palabra y el ejemplo:
así también ellos se harían la cama, pero si, por
cualquier
(**Es10.993**))
<Anterior: 10. 992><Siguiente: 10. 994>