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>>Tampoco puedo dejar de exhortaros al trabajo:
por mi parte emplearé el resto de mi vida
únicamente para el bien de los jóvenes, pues todos
vosotros sabéis que yo debía haber ido a la
eternidad a los cincuenta años, pero los muchachos
rezaron y lograron que se prolongara mi tránsito.
Agradezco al Señor esta gracia y dedicaré esta
vida al bien de los que me la han obtenido de
Dios. Haced vosotros otro tanto, porque messis
quidem multa, operarii autem pauci>>.
El Santo habló también detalladamente sobre el
teatro. No es menester añadir ni una sílaba para
ilustrar sus recomendaciones, claras y explícitas.
Precisamente aquel mismo año publicó y distribuyó
a las casas, en un pliego de cuatro paginitas,
este
REGLAMENTO PARA EL TEATRO 1
1. La finalidad del teatro es alegrar, educar,
e instruir moralmente a los muchachos lo más
posible.
2. Nómbrese a uno jefe del teatro, el cual debe
informar, vez por vez, al Director de la Casa de
lo que se quiere representar, del día a señalar y
determinar con él mismo, tanto para la elección de
las obras como para la de los jóvenes que han de
salir a escena.
3. Entre los jóvenes a designar para la
representación, prefiéranse los de mejor ((**It10.1060**))
conducta, los cuales, para común estímulo, serán
substituidos, de vez en cuando, por otros
compañeros.
4. Los que ya son cantores o tocan en la banda
de música procuren mantenerse ajenos a la
representación; pero podrán declamar alguna poesía
u otra cosa en los entreactos.
5. Por cuanto sea posible, no trabajen como
actores los jefes de taller.
6. Procure que las obras sean amenas y aptas
para recrear y divertir, pero sean siempre
instructivas, morales y breves. Las obras
demasiado largas, aparte del mayor trabajo y
tiempo para los ensayos, generalmente cansan al
auditorio, merman el mérito de la representación y
causan hastío hasta de las cosas apreciables.
7. Evítense las obras que representan sucesos
crueles. Se tolera una escena seria, pero
exclúyanse las expresiones poco cristianas y los
vocablos, que, dichos en otro lugar, resultarían
groseros y plebeyos.
8. El jefe asista siempre a los ensayos y,
cuando se hagan por la noche, no duren más allá de
las diez. Terminado el ensayo, vigile para que, en
silencio, vayan todos inmediatamente a descansar,
sin entretenerse en charlas, generalmente nocivas,
y que molestan a los que ya están durmiendo.
9. Cuide el jefe de hacer preparar el escenario
la víspera de la presentación para que no haya que
trabajar en día festivo.
10. Sea riguroso en adoptar un vestuario
decente y poco costoso.
1 Este mismo reglamento, casi a la letra, fue
introducido, después, en el Reglamento para las
Casas de la Sociedad de San Francisco de Sales,
publicado por la Tipografía Salesiana en 1877,
(ver Cap. XVI) y en las Deliberaciones del
Capítulo General de la Pía Sociedad Salesiana
celebrado en Lanzo en septiembre de 1877 (pág.
56).
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