((**Es10.949**)e
irrevocable, sino más bien la línea curva de la
persuasión, de la prudencia, de la paciencia y del
amor santo.
>>Acaecía, es verdad, raras veces, que alguno
de nosotros se mostraba algo reacio en la
obediencia; pero entonces don Bosco, en lugar de
acudir a las amenazas y de emplear la ya
mencionada y clásica frase: en virtud de santa
obediencia, se callaba y mandaba al punto llamar a
otro más dócil, que ejecutase la misma obediencia.
El desobediente se quedaba allí lleno de confusión
y, acercándose a don Bosco, le decía:
>>-Don Bosco, estoy dispuesto a la obediencia
>>sabe?; me lo he pensado mejor y... repito que
estoy dispuesto; puede usted mandarme cualquier
cosa.
>>->>Si?... Otra vez será, replicaba don Bosco;
ya lo veremos mañana.
>>Pero aquella mañana no llegaba tan pronto. El
pobrecito se presentaba entristecido a don Bosco
una y otra vez y, sólo al cabo de varios días de
prueba, don Bosco le concedía la misma confianza
de antes (íera siempre padre!) y le daba algún
recado especial>>>>.
((**It10.1031**)) Estos
cuidados y delicadezas, hijos de su heroica
caridad, obtenían efectos maravillosos y su
espíritu se arraigaba en todas las cosas con
brillantes resultados. <>>>.
Y ahora pasamos a exponer ordenadamente la
abundante colección de documentos que nos quedan
para comprobar la sabiduría y bondad paternal para
guiar a los alumnos y a los hermanos por el camino
de la virtud: el programa de vida cristiana que
trazaba a los primeros, con las <>
y los <>; los Recuerdos confidenciales
para los Directores; los informes y deliberaciones
de las Conferencias Generales anuales; el
apostolado que desarrollaba durante los Ejercicios
espirituales; su pensamiento acerca del estado
religioso; y otros preciosos recuerdos, entre
ellos finalmente las Cartas Circulares, algunas de
las cuales no han sido editadas hasta el presente.
(**Es10.949**))
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