((**Es10.94**)
del Oratorio de San Francisco de Sales. Tú nos
honraste haciéndonos tus hijos; tú nos diste
abrigo, pan e instrucción; tú nos guiaste a las
diversas partes del mundo, tú nos defendiste y nos
hiciste triunfar en mil pavorosos combates. Eramos
jóvenes inexpertos, sin prudencia y previsión, y
tú, paso a paso, corregiste nuestros yerros. Tú
fuiste maestra, consejera, centinela vigilante,
hasta administradora de los mismos subsidios
terrenos, que nos habías procurado. Cuarenta años
sin preocuparnos por el porvenir y tú dándonos
siempre escam in tempore opportuno (alimento en el
tiempo oportuno). Con el crecimiento de las
necesidades, de las empresas y de la extensión de
nuestra Institución por la faz de la tierra
aumentaron los dones de tu mano. Cada semana nos
enviabas lo necesario para millares y millares de
tus hijos. Llamabas en nuestro auxilio a Italia,
Francia, España, Inglaterra, Alemania, Rusia,
Polonia, América del Sur, América del Norte, y
todas las naciones nos proporcionaban inesperada y
continua ayuda. Personas que no conocíamos habían
recibido de ti gracias singulares y nos daban
pruebas de la gratitud que te profesaban, y,
cuando nuestra escasa ciencia administrativa, o la
malicia de los hombres había arruinado
inexorablemente la más opulenta fortuna, no
faltaban subsidios extraordinarios inesperados,
que volvían las cosas a su primera condición.
>>Cómo podremos, pues, agradecer dignamente tu
ayuda, dulcísima Madre, si no es respondiendo
plenamente al fin para el que nos has llamado y
amado con predilección? 1.
1 Sigue el himno recordando, con la más devota
admiración, otros muchos detalles:
<>.(**Es10.94**))
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