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MEMORANDUM DEL RVDO. J. B.
ANFOSSI
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Aquí se ve cómo el señor Arzobispo, con la
intención de demostrar que don Bosco no tiene
capacidad para educar a los clérigos, asegura,
guiándose por la relación de una persona digna de
fe, que hubo siete clérigos salidos del Oratorio
de San Francisco de Sales que dieron pruebas de su
soberbia e insubordinación en el Real Instituto de
Sordomudos de Turín.
Se responde: 1.°, que este hecho, suponiendo
que sea verdadero, no prueba la afirmación de
Monseñor, puesto que estos clérigos siempre serían
siete mientras que don Bosco dio a la Iglesia más
de un millar de clérigos. Y un hecho particular no
prueba un juicio general. Mal setenciaría quien,
porque algunos párrocos se quejaran de ciertos
coadjutores, educados en el seminario arzobispal
de Turín, concluyera diciendo que en él se da una
mala educación a los seminaristas.
2.° Aún admitido el hecho, habría que culpar a
los mismos clérigos y no a don Bosco, pues éste no
tenía ya sobre ellos ninguna autoridad o
influencia.
3.° Pero se niega en absoluto, que en el Real
Instituto de Sordomudos haya habido siete clérigos
salidos del Oratorio de don Bosco; es más, puede
afirmarse que no hubo ni siquiera uno.
4.° Pero sí hubo cuatro sacerdotes, que habían
cursado los estudios de latín en el Oratorio y dos
de ellos también la filosofía y teología. Estos
son los reverendos Juan Bautista Anfossi,
Turletti, Turchi y el teólogo José Antonio Tresso.
Entonces, serían estos cuatro sacerdotes y no los
soñados siete clérigos, quienes dieron pruebas de
soberbia e insubordinación. >>Hay algo de verdad?
No. Monseñor afirma esto, apoyándose en el
testimonio de una persona digna de fe.
((**It10.999**)) 5.° El
reverendo Juan Bautista Anfossi presenta
documentos, los cuales atestiguan que durante los
nueve años que él pasó en este Instituto, portóse
de tal modo que mereció alabanzas especiales de la
Dirección.
El reverendo don Juan Turchi estuvo poco tiempo
con los Sordomudos, pues salió al cabo de un año,
por no congeniar su carácter con aquella ocupación
y por no ver cumplirse la promesa de nombrarle
Rector tan deprisa como le había hecho creer la
administración.
El reverendo Turletti hubo de abandonar a los
sordomudos, a los pocos meses, obligado por una
enfermedad, que le atacaba de vez en cuando,
especialmente por la noche, ocasionada tal vez por
la vida demasiado sedentaria.
El teólogo José Antonio Tresso salió del
Instituto cuando la administración determinó que
todos los asalariados debían vivir fuera del
Instituto, excepto el Rector, los asistentes y el
personal de servicio.
6.° En esta crítica situación sucedió un hecho,
que acaso fue el origen de la afirmación arriba
mencionada, a saber, que los supuestos siete
clérigos hubieran dado prueba de soberbia e
insubordinación. Helo aquí. El teólogo Tresso
recibió aviso de que se buscase vivienda y pensión
fuera del Instituto, cuando mediaba el año
escolar. Como el estipendio que se le asignaba
(mil liras al año) no le iba a ser suficiente
(**Es10.920**))
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