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Casas antes de los catorce años de edad; para los
otros de más edad se pedían las dimisorias para un
número determinado, lo cual fue concedido siempre.
Para dar una forma estable a la naciente, pero
creciente Congregación, se elevó en 1873 una nueva
instancia para la definitiva aprobación de las
Constituciones. Contra lo que se esperaba, el
Consultor creyó oportuno hacer otras veintiocho
observaciones, aun cuando no se había hecho
ninguna cuando se publicó el anterior decreto. Sin
embargo, se hizo todo lo posible para introducir
en las Reglas aquellas observaciones, modificando
sólo algunas, de modo que no se apartasen del fin
fundamental de la Congregación, especialmente las
que conciernen a los estudios y al noviciado; las
Dimisorias fueron todas concedidas conforme al
decreto de Clemente VIII.
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Sus Constituciones
Aunque las Constituciones de esta Pía Sociedad,
en general, hayan sido siempre observadas, sin
embargo fueron modificadas en algunas cosas
sugeridas por la experiencia y propuestas por la
Sagrada Congregación de Obispos y Regulares.
La edición recientemente impresa por la
tipografía de Propaganda Fide es la última y en
ella se han introducido las modificaciones
propuestas en diversas ocasiones, salvo unas pocas
que sólo se acomodaron para no apartar las Reglas
de su fin.
Relaciones con los Obispos
Hasta ahora no consta que haya habido ningún
Obispo contrario a esta Congregación. Se pidió a
cuarenta y cuatro que dieran su carta
comendaticia, y todos ellos lo hicieron de buen
grado y con expresiones de la mayor satisfacción.
Uno sólo, el actual Arzobispo de Turín, creyó
oportuno sugerir algunas modificaciones a la
Sagrada Congregación de Obispos y Regulares. Estas
modificaciones fueron también recibidas y se las
tuvo en cuenta en la última edición de las Reglas.
Pero siempre se mantuvo con todos relaciones
cordialísimas; y tenemos al presente más de
cincuenta peticiones para abrir casas en diversas
diócesis, lo mismo de Italia que del Asia, Africa
y América.
Hay cada año unos ciento quince de nuestros
alumnos, que abrazan el estado eclesiástico y son
enviados a los Obispos de las respectivas
diócesis; esto proporciona un gran consuelo a los
Ordinarios, dada la escasez de vocaciones para el
estado Eclesiástico en sus diócesis. Casi las tres
cuartas partes del clero actual de Turín y de los
profesores en los Seminarios de la Archidiócesis
fueron alumnos nuestros. Lo mismo puede decirse de
otras diócesis.
Hay más de cincuenta sacerdotes Salesianos que
continuamente predican ejercicios espirituales,
misiones, triduos y novenas, confiesan en
hospitales, en institutos benéficos, en cárceles y
en pueblos y ciudades de diversas diócesis. Otros
escriben e imprimen libros y diccionarios,
expurgan clásicos italianos, griegos y latinos. Es
algo que se echa de ver en las diversas obras
publicadas en distintos tiempos y en las Lecturas
Católicas, que cumplen ya su vigésimosegundo año 1
de existencia, y en la Biblioteca de Clásicos que
se publican hace seis años.
1 Lecturas Católicas son una publicación
mensual de ciento ocho páginas. El número de
suscriptores no bajó nunca de diez mil. Entre los
libros publicados por socios salesianos en esta
(**Es10.876**))
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