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VII
VOTO DE CASTIDAD
1.° Quien se dedica a la
juventud abandonada debe tener
gran empeño en adornarse de
todas las virtudes. Pero la
virtud que con mayor esmero se
ha de cultivar, la que todos los
días se ha de tener ante los ojos,
es la virtud de la castidad, la
virtud angélica, la más agradable
al Hijo de Dios.
2.° El que no abriga fundada
esperanza de poder guardar, con la
ayuda de Dios, la virtud de la
pureza en palabras, obras y
pensamientos, no profese en esta
Sociedad, pues constantemente se
hallaría en medio de grandes
peligros.
3.° Las palabras, las miradas,
aun indiferentes, son a veces
maliciosamente interpretadas por
los jóvenes que ya han sido
víctimas de las humanas pasiones.
Por lo tanto, hay que tener
cuidado esmeradísimo al hablar o
tratar aun de cosas indiferentes
con jóvenes de toda edad y
condición.
4.° Evítese el trato con seglares
cuando se vea peligrar esta virtud,
y sobre todo las conversaciones con
personas de otro sexo.
5.° Ninguno vaya a casa de
conocidos o amigos sin permiso del
Superior, el cual, en lo posible,
le asignará un compañero.
6 ° Medios eficaces para guardar
esta virtud son: la frecuente confesión
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comunión; la práctica exacta
de los consejos del confesor; la fuga
del ocio; la mortificación de todos
los sentidos, las visitas a menudo a
Jesús Sacramentado; y las frecuentes
jaculatorias a María Santísima, a san
Francisco de Sales y a san Luis Gonzaga,
que son los principales patronos de
esta Congregación.
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