((**Es10.795**)los días
festivos, y para la instrucción
de los muchachos que acudían cada vez en
mayor número. Allí estuvo varias veces
el Arzobispo para administrar el sacramento
de la confirmación. El año 1846 concedía
que todos los que asistían a aquella
catequesis pudieran recibir allí la santa
comunión y cumplir el precepto pascual, y
permitía que se cantara la santa misa, se
hicieran triduos y novenas siempre que se
creyese oportuno. Todo esto se hizo hasta
el año 1847 en el Oratorio de San
Francisco de Sales. Aquel año creció tanto
el número de los jóvenes asistentes y
resultaba tan pequeña la capilla que, con
el permiso de la Autoridad Eclesiástica,
se abrió en otra punta de la ciudad,
Puerta Nueva, un segundo Oratorio,
dedicado a san Luis Gonzaga, con el mismo
fin del anterior.
Como estos dos locales resultaran
insuficientes, el año 1849 se abría un
tercero en Vanchiglia, otro barrio de esta
ciudad, dedicado al Angel Custodio.
Al hacerse los tiempos cada vez más
difíciles para la religión, el Superior
Eclesiástico aprobó con un gesto de gran
bondad de motu proprio el Reglamento de
estos Oratorios, y nombró Director Jefe
al sacerdote Bosco, concediéndole todas
las facultades que pudieran ser necesarias
y oportunas para este fin. ((**It10.873**)) Muchos
obispos adoptaron el mismo plan de
reglamento y se industriaron para
introducir estos oratorios festivos en
sus diócesis.
Pero se presentó una gran necesidad para
la atención de tales oratorios. Muchos
jóvenes, ya crecidos en edad, no podían
ser suficientemente instruidos sólo con la
catequesis dominical, y fue necesario
montar escuelas diurnas y nocturnas, que
estuvieran abiertas durante la semana. Más
aún, muchos de
(**Es10.795**))
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