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del de Turín? Es un misterio el decreto del señor
Arzobispo. >>Qué tengo yo que ver con él? Yo no
dependería de su jurisdicción...
Pida al Señor que me resigne a todo.
Le saluda con todo respeto y se profesa suyo,
Prosto de Chiavenna, 4-12-1874.
Atento y s. s.
LUIS GUANELLA, Pbro.
El 24 de diciembre, víspera de Navidad, daba
monseñor Gastaldi un nuevo paso... comunicando a
don Bosco un decreto, por él firmado el 17 de
diciembre de 1874, en el que se le quitaban
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las facultades, favores y privilegios concedidos
por sus predecesores y por él mismo, a la Obra
Salesiana.
Es evidente que este proceder, cada vez más
autoritario, constituía un grave obstáculo para el
incremento de la Pía Sociedad, que necesitaba
almas generosas con las que realizar su
apostolado. Antes de acabarse el año se vio
obligado don Bosco a presentar al Padre Santo una
nueva exposición de las dificultades que le
parecían impedir la mayor gloria de Dios.
Beatísimo Padre:
El 3 de abril del año que termina dignóse
Vuestra Santidad aprobar definitivamente la Pía
Sociedad Salesiana. Con este acto de soberana
clemencia daba a conocer que toda la Congregación
Salesiana y todos los miembros de la misma estaban
bajo la alta protección y tutela de la Santa Sede.
Poco después se inculcaba al Superior de la misma
promover la exacta observancia de las
Constituciones, respetar la autoridad de los
Ordinarios, y prestarnos, en los tristes tiempos
que vivimos y en la general penuria de sacerdotes,
a ayudarlos con todas las fuerzas.
Los Obispos, con quienes se tuvieron
relaciones, se manifestaron constantemente
nuestros protectores y los Salesianos, por su
parte, se volcaron, con un solo corazón y una sola
alma, para ayudarlos en el ministerio de la
predicación, en la catequesis y para confesar a
los fieles, celebrar la santa misa, dar clase y
otros menesteres.
Solamente con S. E. el Arzobispo de Turín hubo
dificultades, que parecen impedir la mayor gloria
de Dios:
1.° Quisiera obligar a nuestros Ordenandos no
sólo al examen de las ciencias teológicas, al que
siempre se condescendió de buen grado, sino
también al de su vocación al estado religioso. Se
le contentó, pero pretendió después que se
declarase por escrito que no se aceptaría en
nuestra Sociedad a ninguno de los que saliesen del
Seminario diocesano, lo cual parece directamente
contrario a las prescripciones pontificias. Y se
condescendió, pero poniendo la cláusula: salvos
los sagrados cánones, encaminados a tutelar las
vocaciones religiosas. Siguió, no obstante,
quejándose
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