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de seguir rehusándola, le rogaría al menos me
comunicase por escrito cuáles son los motivos,
para mi norma.
Haga lo que haga, y cualquier cosa que alguien
quiera decir de mí, puedo asegurarle que siempre
me he esmerado para hacer el bien, según mis
fuerzas, a mi Superior Eclesiástico y a la
Diócesis que la Providencia de Dios le confió; y
con la esperanza de poder seguir sirviéndoles toda
mi vida, tengo el honor de poderme profesar,
De V. E. Rvma.
Turín, 10 de noviembre de 1874.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
((**It10.864**)) Don
Miguel Rúa volvía también a insistir, declarando
que don Bosco estaba dispuesto a dar su
consentimiento a cuanto quería el Arzobispo:
ORATORIO
DE SAN FRANCISCO DE SALES
Vía Cottolengo, 32
TURIN
16-11-1874
Excelencia Rvma.:
Sé que, después de la entrevista con la que V.
E. me honró, nuestro querido Superior don Bosco le
dirigió una carta. Como continuación de la misma,
debo anunciarle que don Bosco está completamente
dispuesto a no recibir a ningún clérigo de sus
respetables Seminarios sin su consentimiento, y,
en efecto, se ha presentado después uno y no lo
recibió. Además, está también dispuesto a hacer
que dejen la sotana aquellos a los que dio
albergue. De modo que, si no hubiese otra
dificultad para admitir a nuestros clérigos a las
Ordenaciones, podría V. E. admitirlos, pues en
adelante no habrá nada que notar, tocante a esto.
Permita, entre tanto, bese respetuosamente la
Sagrada Mano cuya bendición espera todo el
Oratorio y especialmente quien tiene la
satisfacción de profesarse, con sentimientos de
vivo afecto y veneración.
De V. E. Rvma.
Su
atento y seguro servidor
RUA, Pbro. Vicedirector.
(**Es10.786**))
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