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día 15 del mismo mes se reunieron los religiosos
Salesianos en el mencionado Colegio de Lanzo para
sus acostumbrados ejercicios anuales y el
Arzobispo escribió una carta al Vicario Foráneo de
Lanzo para que la comunicara al que esto expone,
en la que pedía nombre y apellido de los que
tomaban parte en los ejercicios y no pertenecían a
nuestra Congregación, nombre y apellido de los
predicadores y confesores de aquellos ejercicios.
El Vicario de Lanzo, persona pía, docta y
prudente, procedió con toda caridad, y procuró
contentar al Arzobispo, participándole que los
predicadores y confesores eran él mismo y don
Bosco y ningún otro, y que entre los ejercitantes
no había nadie que no perteneciere a la
Congregación.
No se aquietó, sino que escribió cartas y más
cartas, pidiendo lo mismo con otras exigencias y
amenazando además con rechazar de las ordenaciones
a uno de nuestros clérigos, que hacía dos años
había sido admitido para ellas. Por las cartas,
que le incluyo, puede V. E. comprender fácilmente
el trastorno, el desaliento causado a los
predicadores, a los confesores, a los más de
trescientos de varias casas nuestras que se habían
reunido para hacer pacíficamente sus ejercicios
espi rituales.
Ante los hechos así expuestos, surgen algunas
dudas sobre las cuales suplico a V. E. tenga a
bien aconsejarme.
1.¦ Duda: Si tiene autoridad el Ordinario para
examinar detalladamente acerca de la vocación a
los religiosos profesos, que llevan varios años en
la Congregación.
(N. B. No se trata del examen sobre materias
teológicas, al que nuestros socios se han sometido
siempre y de buen grado se someten.)
2.¦ Si el Arzobispo puede prohibir que el
Superior de una Congregación Eclesiástica acepte a
los clérigos o sacerdotes que lo pidan.
3.¦ Si este superior debe, mejor diría, si
puede hacer declaración de no aceptar clérigos en
el sentido que se indica.
4.¦ Si el superior de una Congregación,
observando lo que prescribe el Concilio de Trento
(sesión V, cap. 2) y lo que fue declarado por la
Sagrada Congregación de Obispos y Regulares
(Collectanea, págs. 257, 313, 303, 430), tiene
autoridad para reunir en una de sus casas o
colegios y dar conferencias morales o ejercicios
espirituales a los maestros o seglares que desean
asistir.
5.¦ Si, durante los ejercicios espirituales de
los religiosos, puede el Ordinario introducirse
por sí o por otros para hacer averiguaciones sobre
los predicadores, confesores, y sobre si los
ejercitantes pertenecen o no a la Congregación.
Cualesquiera sean sus respuestas o consejos
sobre las dudas arriba expuestas, le aseguro que
los Salesianos las considerarán como un tesoro y
los tendrán como norma segura a seguir fielmente.
Pues, si por un lado deseo prestar inmutable
respeto a la Santa Sede ((**It10.859**)) con la
exacta observancia de las Constituciones aprobadas
por la misma, por el otro quiero que los
Salesianos tengan toda la posible condescendencia
con los Ordinarios Diocesanos a cuya ayuda están
consagrados.
Dígnese, por último, perdonar bondadosamente la
molestia que le ocasiono y aceptar los
sentimientos de la más profunda gratitud y del
mayor respeto, con el que tengo el alto honor de
poderme profesar,
De V. E. Rvma.
Afmo. amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
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