Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es10.777**) ir; pero me parece muy justo que sea yo mismo quien examine esta vocación y dé mi juicio sobre ella. Creo que también es conveniente comunicar a Vuestra Santidad una copia fiel de la carta que me escribió don Bosco el día 10 de septiembre pasado. Para comprender su contenido, sepa Vuestra Santidad que este sacerdote repartió entre los párrocos de mi diócesis una invitación impresa invitando a los maestros municipales para unos ejercicios espirituales, que él mismo predicaría en su casa de Lanzo. Esta invitación fue enviada a mis párrocos sin que se me dijera palabra de ello y sin enviarme ni una copia. Y es de notar que la mayoría de los maestros municipales son sacerdotes que dependen de mí, esto es, diocesanos míos y para nada de don Bosco. Informado de esto, encargué que mi secretario le escribiera una cartita, en la que le advertía que antes de hacer semejante invitación hubiera debido pedirme licencia, que empero yo le concedía gustoso en el acto; sólo le pedía que me notificase el nombre de los predicadores de los Ejercicios; mas que, para otra ocasión, me diera cuenta de ello por anticipado. Pues hay que observar que contemporáneamente yo hacía dar tres tandas consecutivas de ejercicios para mis eclesiásticos. ((**It10.854**)) Don Bosco me escribió dicha carta como respuesta; mi Vicario General la encontró en diversos puntos poco respetuosa para un Obispo, y especialmente para el propio Obispo. Pero dejo el juicio a Vuestra Santidad, a cuya obediencia y autoridad someto todo lo que me pertenece, he dicho y hecho. Besándole humildemente los sagrados pies e invocando para mí y mi vasta Diócesis y especialmente para mi clero su bendición, me declaro con el más profundo respeto, De Vuestra Santidad Su humildísimo hijo >> LORENZO, Arzobispo de Turín A la carta de don Bosco del día 10 de septiembre, adjunta a esta exposición, había añadido tres observaciones: 1) que la publicación de la invitación, enviada a los párrocos, sin enviar una copia al Arzobispo, hecha por La Unidad Católica, no se había efectuado sin saberlo don Bosco; 2) que las predicaciones y ejercicios que se mencionan en la carta se referían solamente a los miembros de la Congregación y a los jóvenes educados en sus casas, y no a personas ajenas públicamente invitadas; 3) por consiguiente la carta era irreverente. El Vicario General, monseñor Zappata, que había dicho que la carta <>, no dejó de amonestar a don Bosco por escrito; y éste le contestó claramente, acompañándole dos ejemplares impresos de las Constituciones aprobadas: (**Es10.777**))
<Anterior: 10. 776><Siguiente: 10. 778>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com