((**Es10.759**)aprobar
la falta que hay en la casa de un tiempo y lugar a
propósito para el Noviciado, mientras los Hijos de
San Vicente, y de San Ignacio lo tienen, etc.
Asimismo aquélla otra en la que quisieras se
corrigieran ciertos artículos, que te parecen
ofender algún tanto, o interferir la jurisdicción
del Jefe de la Archidiócesis; y entretanto
adelantas, si no me falla la memoria, cuáles
tendrían que ser, a tu juicio, las formas
esenciales y orgánicas de los nuevos Institutos de
hoy para que produzcan frutos duraderos en las
iglesias y donde se establecen y propagan.
Yo me imagino que estas cartas impresas han
debido formar parte de las actas de la Causa y del
proceso verbal, que se hizo en la Sagrada
Congregación para juzgar el pro y el contra de los
planes de don Bosco y de su motivado recurso a la
Santa Sede para obtener la aprobación general y
especial de su Instituto. Por eso fueron puestas
en conocimiento público. Mas ahora parece fuera de
toda duda, que la conclusión final, la sentencia
acordada ha sido fallada en favor de don Bosco,
pues tuve ante mis ojos y leí, como me parece
haberte dicho ya en mi visita, un Decreto
ilimitado del Padre Santo, de pocas palabras sí,
pero de forma clara, con la aprobación plena.
Y éste es el motivo por el cual, a fuer de buen
amigo, me proponía decirte que pusieras atención y
te guardaras de desaprobar lo que, en conclusión,
ahora ha sido bendecido y aprobado por la Santa
Sede.
Claro que he de advertirte que yo he perdido la
memoria; anteayer mismo, por esta razón tuve que
pasar un momento de indeleble confusión en
Cherasco sobre un tablado de la Virgen del Pueblo,
allí festejada desde hace más de trescientos años,
donde quise decir dos palabras ante todo el clero
de la ciudad y una extraordinaria muchedumbre de
toda clase de seglares. íDeo gratias! No hagas,
pues, caso de mis particulares detalles, arriba
expuestos, así, a ojos de buen cubero.
Es un hecho innegable que Pío IX mira con muy
buenos ojos al Instituto de don Bosco y a su
Fundador; y no es la primera vez, no, que le hace
ciertas excepciones favorables sólo para él, y no
le desagradan, sino es él mismo quien se dignó
sugerírselas motu proprio.
Es un hecho que, a pesar de las críticas que se
le hacen al Instituto, que como a toda obra humana
se le pueden hacer justamente, consigue
maravilloso desarrollo, aplauso general y
abundantes bendiciones de las poblaciones y de
muchos elementos selectos del Clero; es también un
hecho real que, por obra del mismo Instituto, se
produjo ya un gran bien en las villas, ciudades y
familias, y que se puede esperar por lo menos otro
tanto en el porvenir.
Por otra parte nadie niega, todos saben y
aplauden que tú hayas prodigado al Instituto toda
suerte de favores, siendo un simple sacerdote,
cuando eras Obispo de Saluzzo y mucho más todavía
como Arzobispo de Turín.
((**It10.834**))
Tampoco los ignora o los niega don Bosco; al
contrario, en varias ocasiones me presentó un vivo
y gratísimo recuerdo de ellos.
Por consiguiente, no se prolongue más esta
situación anormal y desagradable, buscando piedras
para machacar frases o acciones particulares del
uno o del otro, que pueden encontrar disculpa por
causas inocentes, quizás desconocidas por
nosotros, o que antes de llegar a nuestros oídos,
se alteran más o menos y, sin darnos cuenta, se
nos presentan desfiguradas. Armate de toda la
benignidad y tolerancia de san Francisco de Sales;
manda llamar a don Bosco; ruégale que te
manifieste toda la voluntad del Pontífice con
respecto a su Instituto; examínalo todo con tu
iluminada sabiduría y calma; asegúrale que, al
igual del Papa, con todas sus casas abiertas ya en
diversas Diócesis, quieres ser tú, con las que
existen en tu Archidiócesis; que estás dispuesto a
bendecirlas cada vez más, a favorecerlas cuanto
puedas, sin menoscabo
(**Es10.759**))
<Anterior: 10. 758><Siguiente: 10. 760>