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y, suprimidos los tres últimos períodos -que
contenían un generoso abandono en los brazos del
Superior, un humilde ofrecimiento a Dios del
sacrificio hecho y una oración a la Virgen
Inmaculada, a san Francisco de Sales y a todos los
Santos del cielo para obtener la gracia de amar y
servir en esta vida solamente a Dios y subir
después al paraíso para siempre- se cerró la
fórmula con estas palabras <>.
Y se añadía la advertencia final (Conclusio):
<((**It10.819**)) de
Dios y de la Iglesia, o de los votos que se han
hecho o, por fin, de las circunstancias que
acompañan la violación de las Reglas, como el mal
ejemplo, el desprecio de las cosas sagradas y
otras parecidas>>.
Como hemos visto, las variaciones y añadiduras
sugeridas y queridas por la Congregación
Particular fueron muchas, pero, gracias a la
solicitud y bondad exquisita del Secretario
monseñor Vitelleschi, se obtuvo inmediatamente la
aprobacion del Padre Santo de estas condiciones y
en pocos días se llevó a término todo el trabajo.
Don Bosco dio las gracias a Monseñor,
colocándolo entre nuestros más insignes
bienhechores.
Turín, 28-4-1874.
Excelencia Reverendísima:
Ha llegado a nosotros la noticia de la dolorosa
catástrofe acaecida al perito contador de San
Pedro en el Vaticano, cuyo tesorero era V. E. He
tenido por ello un gran disgusto, pensando en las
graves inquietudes y molestias que este hecho
habrá ocasionado ciertamente a V. E.
Reverendísima. No podemos hacer más que enviarle
nuestras palabras de pésame y asegurarle que hemos
rezado y seguimos pidiendo a la bondad del Señor
que le conceda paciencia y resignación al Divino
querer.
Yo llegué a casa dos días después de mi partida
de Roma; no me esperaba nadie, porque, como sucede
más de una vez, las cartas enviadas mucho tiempo
antes, se reciben después de mi llegada.
He encontrado en Casa bona mixta malis (cosas
buenas mezcladas con las malas). El sacerdote
Provera, cuya gravísima enfermedad se me había
comunicado por telégrafo, ya no está entre
nosotros. Ha sido para mí una grave pérdida,
aunque la esperaba desde hacía varios años en
razón del mal que lo consumía. Causó a todos una
gran pena, pero el anuncio de mi llegada, <<íha
venido don Bosco!>>, puso a todos en movimiento.
Olvidaron al muerto y no pensaron más que en
festejar al pobre peregrino.
He tenido el gran consuelo de hablar con los
Directores de todas las casas y encontrar todo en
estado tan normal como si hubiese partido ese
mismo día a Roma.
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