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Roma), monseñor Gastaldi celebró la misa de la
comunidad y distribuyó la sagrada comunión en el
santuario de María Auxiliadora.
A las diez y media hubo misa cantada. Poco más
tarde entraba en la antesala de don Bosco un
hombre de pequeña estatura que pedía verlo para
entregarle un paquete y decirle unas palabras. Fue
recibido. Apenas entró, dejó el paquete sobre el
escritorio, dijo que lo ofrecía por una gracia
obtenida, no quiso declarar quién era, ((**It10.809**)) o de
parte de quién iba y se marchó. íEl paquete
contenía dos mil liras en billetes.
A la comida quiso don Bosco que asistieran,
junto con los miembros del Capítulo y los
Directores, algunos bienhechores. Figuraban entre
ellos los caballeros Bacchialoni y Lanfranchi. Y
aprovechó la ocasión para entregar la Cruz de
caballero al señor Balocco. Bajó después a los
pórticos, donde algunos alumnos le leyeron
cordiales saludos en prosa y en verso y tocó la
banda algunas piezas de músicas. Veíase tanta
alegría en el rostro de todos que tuvo que
esforzarse para frenar la emoción cuando cerró el
acto con unas palabras de agradecimiento.
Fueron, después, a la iglesia y cantaron el Te
Deum, y se impartió la bendición; se cerró la
memorable jornada con la representación del drama
El martirio de San Eustaquio.
12. El ejemplar aprobado
En las conferencias, que dio a los Directores,
ciertamente no dejaría de señalar lo mucho que
había costado alcanzar la aprobación de las
Constituciones, y haría leer el ejemplar. Pero no
nos queda ningún escrito respecto a lo que
seguramente no dejó de notar con relación a las
añadiduras, supresiones y más importantes
modificaciones, que en ellas se encuentran, y que
la Congregación Particular impuso, particularmente
sobre el Noviciado.
Por consiguiente, es muy conveniente y,
digámoslo también, es un deber comparar la segunda
edición de las Constituciones de la tipografía de
propaganda con el ejemplar definitivamente
aprobado.
Sin detenernos en minuciosas correcciones
lingüísticas y, a veces, también substanciales,
pero de escasa importancia, ofrecemos al lector
una breve exposición 1.
Inicialmente ya se cambió el título; en vez de
Regulae Societatis
1 Véase Apéndice, n.° VII.
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