((**Es10.735**)alma de
don Francisco Provera, que había fallecido el día
14. Terminada la acción de gracias, le sirvieron
un café en la sacristía.Mientras tanto, los
alumnos que habían vuelto a casa, se colocaron en
filas para rendirle una festiva acogida después de
una ausencia de más de tres meses y medio.
Fue una inolvidable demostración de afecto, que
resultó aún más solemne, gracias a un suceso
verdaderamente singular.
((**It10.807**)) Cuando
don Bosco llegó a la puerta de la sacristía para
bajar al patio, vio sobre el Oratorio, y
concretamente sobre su habitación, un espléndido
halo, como la aureola de un mártir, de luz blanca,
cual un iris encantador, cuyo arco mayor llegaba
casi al sol y encerraba otro halo, de igual forma,
de variados colores...
Lo vio, pero no dijo nada, y dirigió enseguida
la mirada a los alumnos y a los hermanos, que
aplaudían sin cesar y gritaban:
-íViva don Bosco! íViva don Bosco!
Se abalanzaron todos a su alrededor, yendo a
porfía por acercarse a él y besar su mano.
Apenas llegó a su habitación le rogaron que se
asomara a la galería para que contemplara el
espectáculo. Todos tenían los ojos vueltos al
cielo, que en aquel momento estaba perfectamente
sereno, salvo un velo, como de humo ligerísimo, en
derredor de aquel arco iris, que estaba suspendido
en el cielo exactamente sobre su habitación, y se
había hecho más grande y más luminoso. Apenas
apareció don Bosco, todos, a una sola voz,
volvieron a gritar:
-í Viva don Bosco!... í Viva don Bosco!
Y comenzó a sonar la banda de música en medio
de una alegría universal.
Después de la comida hubo un pequeño concierto
musical bajo los pórticos y de nuevo apareció el
arco iris blanco, cerca del sol.
Tenía tal amplitud que parecía querer envolver a
todo el Oratorio y al Santuario de María
Auxiliadora.
Preguntáronle al Santo qué pensaba sobre
aquello y él contestó:
-í Tal vez ha querido el Señor darnos con este
signo un símbolo de la victoria alcanzada contra
todos nuestros enemigos con la total aprobación de
la Sociedad de San Francisco de Sales; o quizá
avivar nuestra fe y consolarnos con el pensamiento
de que don Francisco Provera ya ha sido coronado
de gloria en el cielo!
Estaban también presentes los Directores de las
distintas casas, a los que dio conferencias
especiales durante los días siguientes.
El 18, por la tarde, fue a saludar al
Arzobispo. Este no le preguntó ni le dijo una sola
palabra sobre la aprobación de las Constituciones.
(**Es10.735**))
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