((**Es10.70**)
Qui legit, intelligat! (íEl que lee entienda!)
Las apostillas, las Aclaraciones y las
declaraciones, que se encuentran en el texto y en
las notas, nos dispensan de todo comentario; nos
limitamos a poner de relieve un detalle que nos
parece muy interesante.
En la primera profecía se leen las palabras
dirigidas al Papa: <>. Pues era voz pública que el Papa iba a
salir de Roma y, si no salió, fue precisamente por
el consejo ((**It10.66**)) que don
Bosco le comunicó: <<íEl centinela, el ángel de
Israel, quédese en su puesto y monte la guardia
ante la fortaleza de Dios y el arca santa!...>> El
tono solemne de estas palabras nos dice claramente
de donde procedían.
Y el Papa jamás las olvidó. Así, mientras los
mismos católicos seguían esperando inminentemente
su salida de Roma, don Bosco se lanzó sin demora a
defender los derechos de la Iglesia y del Sumo
Pontífice con tanto ardimiento, que despertó
estupor universal, y logró obtener que el Papa
pudiera proceder sin obstáculos al nombramiento de
los Obispos de más de cien diócesis italianas
vacantes, y, al mismo tiempo, inició las gestiones
para que les fueran concedidas las temporalidades
con la aprobación del Padre Santo. Esto lo hizo en
los dos viajes a Roma en 1871; y, desde Varazze,
apenas convaleciente de su enfermedad, volvió a
escribir al ministro Lanza con fecha del 12 de
febrero. Y el 8 de abril, satisfecho por los
devotos y cordiales recibimientos que dispensaban
en las diversas diócesis a los nuevos Pastores,
informaba también de esto al Papa, el cual le
contestaba con carta autógrafa, fechada el primero
de mayo, manifestándole su plena confianza en la
bondad de Dios y en la perenne protección por El
prometida a la Iglesia.
Opinamos que, también en aquellos días, las
comunicaciones confidenciales entre el Santo y Pío
IX alentaron al Papa para no salir de Roma. Léase
esta página muy interesante de la Civilt…
Cattolica 1.
Durante los primeros tiempos que siguieron al
bombardeo y la toma de Roma, se discutió mucho si
no convenía que el Papa Pío IX se alejara de la
ciudad y así se liberase del Poder enemigo, que lo
asediaba en el Vaticano. Dicha sea la verdad,
prevalecía la opinión del alejamiento en general.
Y en cuanto a ello... nos place traer aquí una
página de historia contemporánea, desconocida a
los más y tal vez olvidada
1 -Véase: Civilt… Cattolica, año 1902, tomo
III, pág. 286.(**Es10.70**))
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