((**Es10.690**)
El Santo quedó preocupado al leer la primera
carta y, mucho más todavía, la segunda. Las mandó
copiar a don Joaquín Berto y habló de ellas con el
cardenal Berardi. Este, según creemos, o algún
otro eminente personaje, le aconsejó impugnarla
((**It10.759**))
directamente. Pero >>cómo? Determinó servirse de
algún antiguo alumno; y, efectivamente, obtuvo una
impugnación perentoria, para enviar a la
Congregación Particular; era anónima, pero
probablemente copiada por don Juan Anfossi, que
era uno de los acusados en el <>. Decimos copiado por Anfossi, porque
tenemos en el archivo el original, escrito por el
mismo don Bosco 1.
íA grandes males, grandes remedios! He aquí la
carta.
Turín,
15 de febrero de 1874
Rvdo. señor don Bosco:
Mientras V. S. trabaja en Roma con gran
solicitud para obtener a nuestro Arzobispo las
temporalidades de su mesa, éste se lo recompensa
poniendo como nuevo a V. S. Como ya le notifiqué
el año pasado, so capa de querer pedir a la
Congregación de Obispos y Regulares si la
Congregación de San Francisco de Sales estaba
exenta de la jurisdicción del Ordinario, se hizo
dar los motivos por los que había elevado esta
pregunta. Los escándalos, las insubordinaciones de
los Oratorianos y el temor a que alcanzaran a
éstos, incluso, las censuras de la Iglesia, le
habían movido a este deber de conciencia
(írealmente muy delicada!) de escribir aquella
carta. Esto está reñido con lo que mil veces me
dijo de que el clero del Oratorio merecía ser
puesto como modelo para todos los que buscan el
bien.
Pero ahora, al enterarse de que en Roma se
trataba de la aprobación definitiva de su
Congregación, sin ser requerido por nadie, motu
proprio, discurre cómo difamarla. No sé
exactamente la fecha de este famoso documento,
pero fue enviado a Roma poco después de su ida a
aquella capital, es decir, a primeros del pasado
enero.
Así pues, él, suponiendo que los de la Sagrada
Congregación de Obispos y Regulares son unos
pobres niños y que no saben ni jota de latín, se
atreve a proponer las condiciones a imponer; y,
queriendo dar razones de lo que dice, censura los
estudios que se hacen en sus casas (es el único
hombre de este mundo que se atrevió a tanto); se
queja de que los suyos carecen de humildad y
moralidad. Y, queriendo convalidar con hechos sus
afirmaciones, declara que siete de los suyos
estuvieron en un instituto de sordomudos, pero que
hubo quejas de todos ellos por su soberbia e
insubordinación. Cita después el hecho del Rvdo.
Chiapale de Saluzzo, que no aprendió en el
Oratorio más que a emborracharse y a distinguirse
por su ignorancia y soberbia. ((**It10.760**)) Cita
también otro alumno suyo, que, salido del
Oratorio, estuvo de vicepárroco y ahora está
procesado por asuntos torpes, y por eso teme por
la diócesis
1 Podemos dar por cierto que fue copiada por el
profesor don Juan Anfossi, porque en 1877, viendo
éste que se iban aumentando las molestias contra
la Obra de don Bosco con las meticulosas
disposiciones del Arzobispo, extendió un memorial
impugnatorio muy pormenorizado, de la carta del 9
de enero de 1874, que traemos en el Apéndice n.°
X, 2.
(**Es10.690**))
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