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Beatísimo Padre:
Pasado mañana (13 de este mes de 1873),
Beatísimo Padre, es un día de gran fiesta para
todos los Católicos. Vuestra Santidad cumple 81
años y comienza el 82 de su edad. Los hijos de San
Francisco de Sales querrían estar todos en Roma a
los pies de Vuestra Santidad; mas el pequeño
campo evangélico, que cada uno debe cultivar, se
lo impide. Pero todos rogaremos aquel día por Su
Santidad.
Los trescientos miembros que actualmente
componen la Sociedad Salesiana; muchos otros
Sacerdotes, Párrocos, Coadjutores, Canónigos,
Maestros; un gran número de nobles señores, que
prestan su obra en diversas incumbencias de los
Oratorios; una masa de más de seis mil seiscientos
jóvenes, que la Providencia de Dios nos ha
confiado, todos en este día ofrecen al cielo
especiales oraciones implorando de Dios una larga
vida feliz para Su Santidad.
Todos son felices por ofrecer salud, bienes y
la vida misma por S. S. si llegare el caso y, si
al humilde siervo que esto escribe, le fuera
concedido pedir al mejor de los Padres lo que más
profundamente guardan sus hijos en el corazón, le
pediría con el mayor respeto: -la aprobación
definitiva de nuestra Sociedad con la mayor
abundancia de favores espirituales, que S. S.
juzgue son para mayor gloria de Dios y provecho de
las almas. -Cada uno ofreció su limosnita en el
Album, donde escribió
su nombre; -aquí ofrecemos la lismona del pobre,
cien liras, y pedimos
postrados la Santa y Apostólica Bendición,
mientras yo, más afortunado, puedo en nombre de
todos suscribirme,
De Vuestra Santidad
Su afmo. y
agradecidísimo hijo
JUAN BOSCO, Pbro.
Superior de la
Congregación Salesiana
El Santo Padre aceptaba conmovido <>, y
sin duda no dejaba de impulsar las gestiones para
dar satisfacción a su afectísimo... hijo.
N.°8414
Ilmo. señor don Bosco:
La limosna del pobre, fruto de privaciones y de
extraordinario trabajo, resulta más grata que
ninguna otra al Padre Santo. Y tuve ocasión de
verlo al colocar a sus pies santísimos la cantidad
que V. S. Ilma. me envió con su última carta y los
saludos y obsequios que la acompañaban.
Su Santidad aceptó con emoción el doble
homenaje de filial afecto y tierna devoción y,
mientras pedía al Altísimo tuviera en su santa
gracia a un Instituto de Beneficencia, en ((**It10.726**)) el que
se manifiestan sentimientos tan vivos de fe y
piedad, bendecía de corazón a sus Directores y
alumnos, invocando sobre unos y otros toda suerte
de dilatadas prosperidades.
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