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((**Es10.648**) Bosco le parece que, admitiendo a los votos sólo a los jóvenes, que entraron en sus escuelas de niños y, durante siete u ocho años y aún más, fueron diariamente observados con atención y fueron siempre y son ahora jóvenes modestos, piadosos, castos, dóciles, mortificados, que esto basta para juzgarlos aptos para los votos. Pero esto, a mi juicio, es un error porque la experiencia de ese largo lapso de tiempo demostrará plenamente que estos jóvenes son óptimos cristianos, pero de ningún modo que estén formados para ese espíritu de sacrificio y para esa constancia de abnegación e indiferencia sin las cuales los sujetos no podrán nunca perseverar en la religión 1. Por eso, por falta de noviciado, ya han salido algunos, que habían hecho votos perpetuos y parecían muy firmes en su vocación. Y habiéndoles preguntado yo, por qué habían salido, contestaron precisamente: que como no habían hecho un buen noviciado, no habían podido formarse un espíritu suficientemente religioso. Mientras tanto, esta Congregación, sin ninguna mala intención, ((**It10.713**)) ocasiona un notable trastorno a la disciplina eclesiástica de esta Diócesis y temo lo ocasione también en las Diócesis en las que se establezca. Y ello porque su Superior tiene la facultad de presentar para la ordenación a jóvenes, que han ingresado antes de los catorce años en sus escuelas, aunque carezcan de patrimonio, con tal que hayan hecho los votos trienales. Si, terminados estos votos, los ordenados los renovasen y siguieran después al servicio de la Congregación, todo podría marchar bien. Mas, por desgracia, sucede a menudo que ciertos jóvenes, que carecen de medios con que pagar la pensión en el Seminario, ingresan en esta Congregación, donde cursan gratuitamente sus estudios y son ordenados título Mensae communis; después, terminados los votos trienales, salen de la Congregación y se presentan al Obispo para que los incorpore a su Diócesis. Pero, entretanto, falta el patrimonio y >>qué educación, qué instrucción han recibido? >>Está de acuerdo con la que se da en la Diócesis? Si al menos fuera don Bosco quien examinara y formara a estos sujetos; pero no es así; fueron otros en los que no se encuentra la mente, ni el ojo, ni el espíritu de don Bosco. Estando yo en Saluzzo, uno de mis diocesanos se ordenó en dicha Congregación y poco tiempo después fue licenciado por haberse descubierto su intemperancia en la bebida; y sigue todavía con ella. Pienso, pues, que la facultad de presentar a la ordenación sujetos, ligados sólo con los votos trienales, ofrece un camino demasiado fácil a los jóvenes que no tienen ninguna intención de hacerse religiosos y que no buscan en el santuario más que pan, y así, sin gastar un céntimo, ingresando en la Congregación de don Bosco, encuentran el medio para ser ordenados y después, acabado el trienio de los votos, se presentan al Obispo para que les busque una pensión eclesiástica y un empleo. Y el Obispo, por consideración al carácter sacerdotal, se encuentra en la necesidad de proporcionarles lo necesario, aun después de haberlos rechazado al principio cuando se presentaron a pedirle el hábito eclesiástico. El asunto es más grave, y sería como consecuencia de la otra facultad, que don Bosco afirma tener, de presentar a la Ordenación jóvenes ingresados en su Congregación aun después de los catorce años, más aún, después de los veinte años. Algún clérigo, expulsado del Seminario, se presenta a don Bosco y éste lo recibe, hasta sin 1 (Nota del señor Arzobispo). Por eso en la Compañía de Jesús, aunque muchos de sus miembros se eduquen desde jovencitos en sus colegios, donde estuvieron siete, ocho y nueve años, sin embargo no se los dispensa ni de un día de Noviciado. (**Es10.648**))
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