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cualquier noticia importante, tan pronto como la
sepa, e interesar a la consabida persona para que,
por su medio, me haga saber, dado que sea posible,
cuál va a ser mi suerte en las actuales
tristísimas circunstancias y, si yo alcanzaré la
gracia y el consuelo de asistir al anhelado
triunfo de la Iglesia y de la Santa Sede.
Con los sentimientos de mi particular afecto y
aprecio, tengo el placer de declararme,
Roma, a 9 de junio de 1871.
Su
afmo. servidor y amigo
J. BERARDI, Cardenal.
Fue poco después a Roma, durante las fiestas
jubilares del vigésimo quinto aniversario del
Pontificado de Pío IX, y sostuvo repetidas
entrevistas con el Cardenal sobre el estado y el
porvenir de la Iglesia en Italia. En julio volvía
a elevar otra instancia particular para obtener
con anticipación la facultad de dar las dimisorias
a otros diez, ya ingresados, o bien que hubieran
de ingresar en la Sociedad, y el Cardenal le daba
a entender que lo había obtenido con dificultad.
Apreciadísimo don Juan:
Por monseñor Manacorda, encargado al efecto por
mí, debe usted haberse enterado de cómo se
trataron con el Padre Santo los asuntos
relacionados con la consabida súplica; omito,
pues, darle otros informes. Me limitaré a
enviarle, adjunto a la presente, el rescripto, con
el cual se le conceden las facultades para dar las
dimisorias a otros diez jóvenes, que estuvieran
para ingresar en su Congregación después de los
catorce años, y estoy seguro de que así podrá
usted ir adelante por algún tiempo sin
preocupación por ello. Pero, si ocurriese volver a
necesitar de estas concesiones, ya se verá quid
agendum. Por ahora es indispensable que se
contente con lo que con gran dificultad se ha
podido obtener.
Vuelvo, entretanto, a recomendarme a usted para
que no deje de tenerme presente en sus oraciones,
y confiando que pronto podrá comunicarme alguna
consoladora, pero segura noticia, con respecto a
lo que le dije de viva voz, tengo, con los
sentimientos de mi distinguida estimación, el
gusto de profesarme,
Roma, a 15 de julio de 1871.
Su seguro servidor
J. BERARDI, Cardenal.
((**It10.671**)) Los
católicos de Roma esperaban ver cuanto antes
restaurado el Estado Pontificio. Don Bosco, que
por aquellos años hizo llegar repetidas veces
noticias confidenciales al Padre Santo,
ordinariamente procuraba que, también el cardenal
Berardi fuera puesto al corriente.
Con la facultad de dar también las dimisorias,
aun cuando fuera
(**Es10.610**))
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