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las más suaves expresiones de devota gratitud de
profesas, novicias, postulantes, educandas y
también de la Madre en particular 1.
<>cuánto más alegre será éste, que es
el día onomástico del que nos colocó bajo la
protección de tan gran Madre y con una regla, toda
santidad y dulzura, nos señala el camino más llano
para llegar a la perfección, a la que jamás
habríamos llegado de haber vivido en el mundo?
((**It10.640**)) >>Sí,
Rvmo. Superior Mayor, nosotras sentimos en
nuestros corazones los más vivos sentimientos de
gozo y gratitud hacia V. S., que, cual buen padre,
dedica su vida y sus trabajos a nuestro
aprovechamiento. Pero >>qué expresiones
emplearemos para manifestarle estos sentimientos?
Bien sabemos que las hermosas palabras de
ordinarío no son las intérpretes del corazón y,
por otra parte, nosotras no sabemos decirlas.
>>Qué haremos, pues? Nos volveremos con todo el
fervor posible al glorioso san Juan (a quien, por
haber sido su próximo pariente, Jesús no querrá
negarle nada), y le pediremos tenga a bien atender
todos los deseos de V. S. Rvma., y guardarle
todavía muchos, muchísimos años, al afecto de
tantos hijos suyos, pero particularmente de las
Hijas de María Auxiliadora, que, por estar en los
comienzos de su camino, tienen más necesidad de
sus cuidados...
>>Si nuestras oraciones son escuchadas, pronto
tendrá la dulce satisfacción de ver que la Casa de
María Auxiliadora, muy crecida, produce todos los
frutos para los que fue fundada. Este es nuestro
más vivo deseo y por esto nos encomendamos a sus
eficaces oraciones para alcanzar de Dios un
verdadero espíritu de humildad, la fidelidad en
guardar los votos que hemos hecho y una exacta
observancia de las Reglas para que podamos
santificar nuestras almas, dar buen ejemplo a
nuestras hermanas y hacer todo lo que Dios quiera
de nosotras...>>.
1 Esta carta de la Madre sólo lleva la firma
autógrafa y aparece íntegra en el apéndice. No
podemos decir explícitamente que fue dictada por
la Sierva de Dios, pero el contenido refleja
espléndidamente su ánimo fuerte, humilde y devoto.
Bastan estas palabras para convencernos:
<>. En
estos renglones nos parece ver grabada el alma de
María Mazzarello.
Véase, Apéndice, n.° VI.
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