((**Es10.581**)
>>Querríamos decir muchas cosas, pero nuestros
labios no saben expresar lo que les dicta el
corazón; él sabrá interpretar nuestros
sentimientos y los agradecerá... Perdónenos y
permítanos poder besar su mano e implorar su santa
y paternal bendición>>.
Don Bosco agradeció cordialmente todo y dijo
que había ido a su casa precisamente para decirles
a todas una palabra de consuelo y asistir a los
funerales de trigésima, en sufragio del llorado
don Domingo Pestarino; y además para dar, a las
que iban a tomar el hábito o a hacer la profesión,
unas conferencias para prepararlas bien; y, por
último, para dar forma regular a su Capítulo
Superior, ya que pronto habría que empezar con el
envío de alguna de ellas a diversos lugares para
contentar a los muchos que las pedían para la
fundación de asilos, colegios y oratorios, en
favor de las hijas del pueblo.
Trece fueron las nuevas postulantes que
recibieron el hábito religioso de manos del Santo
y nueve las novicias admitidas a los santos votos.
Dos de ellas prestarían gran impulso a la nueva
familia: sor Emilia Mosca, sobrina del ingeniero
Carlos Bernardino Mosca (que en 1830 había
construido en Turín el atrevido puente sobre el
Dora, que le hizo ganar del rey Carlos Alberto, el
título de Conde), descendiente, por su madre, de
los condes de Bellegarde de St-Lary; joven culta y
ejemplar, que fue por veinticinco años asistenta
general del Instituto, y sor Enriqueta Sorbone,
natural de Rosignano Monferrato, que había
ingresado en Mornese en 1872, y en 1880 fue
elegida Asistenta, llegando en 1881 a Vicaria
General, cargo que ejerció, por la gracia de Dios,
durante cincuenta y ocho años.
El 15 de junio asistió el Santo al solemne
funeral de trigésima en sufragio del alma de don
Domingo Pestarino. Después reunió a las hermanas y
las invitó a proceder a la elección de la
Superiora. Se colocó, en el salón donde se tuvo la
reunión, un crucifijo entre dos velas encendidas,
y rezóse el Veni, Creator Spiritus. ((**It10.637**)) Una a
una fueron acercándose las presentes a don Bosco y
diciéndole en voz baja el nombre de la que
consideraban debía ser elegida, y él lo escribía.
íFue elegida unánimemente María Mazzarello!
Terminada la elección de la Superiora, que se
acogió con inmenso júbilo, se procedió a las otras
elecciones, en la forma indicada.
Resultaron elegidas: Vicaria, sor Petronila
Mazzarello; Ecónoma, sor Juana Ferrettino;
Asistenta, sor Felisina Mazzarello, hermana de la
Superiora; Maestra de Novicias, sor María Grosso.
El Santo, con su sonrisa habitual, dijo unas
pocas palabras de conclusión:
-Me complazco con vosotras por vuestra
unanimidad en la
(**Es10.581**))
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