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a la comunidad como <>; y el futuro director general del
Instituto se quedó admirado de la vida que
llevaban aquellas almas piadosas y virtuosas.
Don Domingo, entretanto, a la espera de que don
Bosco volviese de Roma y reuniese, como de
costumbre, a los directores para dar cuenta de sus
casas, iba anotando la exposición que él haría, y
que en efecto hizo después de la mitad de abril,
en aquella circunstancia. Es un documento
precioso, porque nos indica con exactitud a qué
punto había llegado el nuevo Instituto en el
camino de la perfección y qué fervor reinaba en
aquéllas que lo componían y cuán estimado era ya
por todos, también por el pueblo. Lo transcribimos
a la letra, en su auténtica sencillez:
<>Es para mí un verdadero consuelo descubrir
absolutamente en todas las hermanas, profesas y
novicias, en cada una según su capacidad, el
verdadero espíritu del Señor. Se industrian con
empeño para formarse en el espíritu de las Reglas
y según los santos recuerdos, que nos envió el
gran Pío IX por medio del Superior Mayor don
Bosco. Hay uniformidad en el vestir, en la
alimentación, en el descanso, en los trabajos, en
los permisos y en no buscar excepciones. No hace
muchas semanas que la Vicaria me pidió consejo de
si me parecía bien que se concediera un poco de
café con leche, puesto que algunas postulantes
estaban acostumbradas y a veces sufrían por ello;
pensaba, para no tener escrúpulo, que podía
conceder a todas al menos un poco ((**It10.629**)) de
leche caliente. Yo asentí y en la conferencia
presentó la propuesta; hice comprender que no me
oponía en absoluto, antes, al contrario, era algo
en lo que yo había reparado más de una vez y que
me parecía bien. Empezaron las maestras, y después
todas, a insinuarme que se aguardara todavía un
poco, pues ellas tenían conciencia de estar bien
de salud; que más bien tenían demasiado apetito;
que en el desayuno no sobraba ni un trocito de
pan; y que permitiera más bien la polenta y
castañas cocidas, que es lo que todas más desean y
sentían que les probaba. No contesté muchas
palabras; dije después a la Madre Vicaria que lo
suspendiera por ahora; después se miraría si
convenía o no.
>>Pero lo que causaba más satisfacción es la
verdadera unión de espíritu, de caridad, de
armonía, llena de santa alegría, entre todas
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