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((**Es10.570**) trienales de las profesas y entregando el sagrado hábito a las aspirantes>>. <((**It10.624**)) inundaban sus corazones en aquel día inolvidable. Todos los ojos estaban clavados en ellas... Llegaron a la balaustrada. Monseñor José María Sciandra, que había comenzado la función entregando el hábito a las primeras, se volvió con tres crucifijos en la mano, precisamente los que. llevamos colgados al cuello, signo distintivo de las profesas; y, poniéndoselos al cuello, dijo estas palabras: >>-Tomad, hijas mías, la imagen de vuestro amado Jesús, el estandarte de nuestra Redención. El os servirá de dulce consuelo en las adversidades, que encontraréis en el camino de la vida. >>Tomó después tres coronas de rosas rojas y blancas, y les dijo: >>-He aquí, amadas mías, la corona que os ha preparado vuestro querido Esposo Jesús. Y con mano temblorosa, llorando de satisfacción como un niño, puso sobre sus cabezas la corona, que les añadió mayor gracia y belleza. >>Se terminó después la sagrada función con una platiquita que hizo el mismo Obispo: las comparó con el conocido hecho del Evangelio... (donde se habla de la actitud de María y de Marta junto a Jesús) dándoles el papel de María, y dejando a las hijas del mundo el de Marta. Durante todo aquel día las esposas de Jesús siguieron coronadas. De vez en cuando resonaba el eco de íViva Jesús!, íViva María!, íVivan las Esposas!, expresiones de regocijo, en el que tomaba parte toda la Comunidad...>>. Por la noche, después de las oraciones, que se rezan antes de ir a descansar, las nuevas profesas quedaron en la capilla con la Madre Vicaria y fueron a postrarse al pie del altar. Sor María les quitó la corona, que tanto habían soñado y que jamás hubieran querido abandonar. Ellas las ofrecieron a la Virgen Auxiliadora, rogándola tuviera a bien regalárselas a Jesús. En compensación, le suplicaban adornara sus corazones con todas las virtudes necesarias para ser sus verdaderas esposas y que preparara, además, a cada una, una corona de rosas, de las que sólo florecen en el paraíso, y merecer ser engalanadas (**Es10.570**))
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