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por compañera de su importante misión a la buena
sor Angela Alloa>>.
Las Hijas de María Auxiliadora se alegraron
mucho por ello, y más que ninguna sor María
Mazzarello, porque estaban ansiosas de adelantar
en la perfección. Y hubo una verdadera y santa
porfía, atestiguaba el cardenal Cagliero, por
parte de las buenas Hijas de Santa Ana, para
admirar las virtudes y la santidad de María
Mazzarello y, por parte de ésta, para ensalzar la
bondad y la santa dirección de sus maestras. No se
podían haber adoptado mejores medidas.
Como se acercaba el tiempo en que el señor
Obispo de Acqui, tal y como lo había prometido,
volvería a pasar una temporada en Mornese, fue
allí don Bosco, a primeros de julio, para disponer
que las habitaciones para el Obispo se prepararan
convenientemente en Casa Carante; y quedó ((**It10.622**)) tan
admirado de la vida fervorosa, que se llevaba en
el nuevo Instituto, que, en una cartita, que desde
allí escribió a don Miguel Rúa por diversos
asuntos, dejó escapar una afirmación tan expresiva
que no se puede olvidar:
Carísimo Rúa:
Por la carta para el canónigo Mottura verás que
es conveniente que don Angel Savio vaya a Chieri.
Se recuerde de sellar la carta. Manda decir a la
señora Vicino que el sábado (un día después) irás
a comer a su casa con don Bosco.
Aquí se disfruta mucho fresco, a pesar de que
hay mucho fuego de amor de Dios.
Todos te saludan y yo soy en Jesucristo, tu
Mornese, 3-7-1873.
Afmo. amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
Volvió a Mornese al mes siguiente, acompañado
por don Juan Cagliero, para saludar al Obispo y
decir una buena palabra a las religiosas, que
hacían los ejercicios espirituales, que debían
concluir con nuevas tomas de hábito y profesiones
el 5 de agosto. Cuando llegó a casa Carante,
apenas inició la genuflexión ante el Obispo, éste
le detuvo y lo abrazó afectuosamente.
Recogidas en piadoso retiro, además de las once
profesas y las tres novicias que se preparaban
para emitir los santos votos, había también nueve
postulantes que iban a recibir el santo hábito y
unas diez señoras externas, admitidas por deseo de
don Bosco. Fue recibido
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