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punzadas atroces al caminar. En cuanto estuvo en
su presencia, le pidió que le curara. Don Bosco le
aconsejó unas oraciones y le bendijo, añadiendo
que, si tenía fe en la Virgen, quedaría
infaliblemente curado.
>>No satisfecho todavía, preguntóle Bianchi
cuándo curaría... Y don Bosco respondió:
>>-El mal empezará a disminuir ahora mismo,
pero animaos... El mal os dará todavía algún que
otro fastidio de vez en cuando, mas no perdáis la
paciencia, y confiad en María Auxiliadora.
>>-Pero >>cuándo estaré curado?
>>Y don Bosco contestó:
>>-El día de todos los Santos estaréis
perfectamente curado y podréis brincar a vuestro
gusto.
>>Era el mes de agosto. Y así sucedió. El día
de Todos los Santos, 1.° de noviembre, estaba
perfectamente curado. Cuatro días antes aún sentía
alguna molestia. Tres días antes cesaron y quedé
ya como curado.
>>Diez años vivió en estado de perfecta salud.
Tornaron después los dolores, si bien no tan
fuerte como antes. Volvió Bianchi a Turín en el
mes de enero, la Víspera de la fiesta de san
Franciso de Sales. Don Bosco lo bendijo ((**It10.620**))
sugiriéndole una oración, y añadiendo:
>>-En el mes de marzo me escribiréis diciendo
que habéis curado.
>>En efecto, en el viaje de vuelta se quedó
dormido en el tren, tranquilo y feliz, porque
después de recibir la bendición de don Bosco había
notado que se atenuaban los dolores. En el mes de
marzo estaba perfectamente curado. Así lo
atestiguan, y están dispuestos a jurarlo, Jerónimo
Bianchi y su hijo José, sacerdote>>.
El manuscrito tiene además la siguiente nota:
<>.
La apresurada salida de don Bosco dejó un poco
de nostalgia en las Hermanas, aunque les había
dicho que no se entristecieran, pues, Dios
mediante, volvería por allí otras veces, y aun de
lejos no las olvidaría.
Los ejercicios siguieron en un ambiente de
mayor recogimiento hasta el 8 de agosto, día en
que se celebró la función de clausura.
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