((**Es10.55**)
Puedo aseguraros que habéis conseguido muchas
gracias en favor de vuestras almas y también la
que pedisteis, a saber: mi curación.
Pero no es esto todo lo que vi en el sueño.
Mientras yo y algún otro seguíamos a aquel demonio
para ver lo que hacía y lo que escribía, pude ver
que en el cuaderno estaban los nombres de todos
vosotros; pero después, a dos o tres por página,
siguiendo la línea del nombre sobre el que se
leía: <<1872-1873-1874-1875-1876>>, al llegar a
esta cifra, en lugar del nombre había estas
palabras: Requiem aeternam; pasaba a otra página y
otra vez se leía: Requiem aeternam faltando el
nombre de otro individuo que estaba en la primera.
Solo pude ver hasta el <<1876>>; conté los
Requiem aeternam y eran 22, de los cuales <<6>>
correspondían al <<1872>>; pero hasta llegar al
1876 eran 22.
Intenté interpretar esto, pues habéis de saber
que los sueños hay que interpretarlos, y comprendí
que antes del 1876 se deberían haber cantado ya 22
Requiem aeternam. Dudé un poco en aceptar esta
interpretación, porque me pareció exagerado que
antes del 76 tuviesen que morir tantos de
nosotros, estando todos sanos y robustos, pero no
supe darme otra explicación. Esperemos que se
puedan cantar también las palabras que vienen
detrás, esto es, et lux perpetua luceat eis (y
luzca para ellos la luz perpetua), y nosotros
podamos decir que tal luz resplandece ante
nuestros ojos.
Ahora no quiero, ni conviene que yo diga,
cuántos y quiénes de entre vosotros tuviesen
escrito el Requiem aeternam: dejémoslo en el campo
de los inexcrutables designios de Dios; nosotros
pensemos sólo en conservarnos en su gracia, para
que, cuando llegue nuestro día, podamos
presentarnos confiados al Divino Juez.
Por mi parte, habiendo obtenido por mediación
de vuestras oraciones la curación, aunque no
deseaba mucho sanar -pero dado que la vida es un
don de Dios, si El nos la conserva, es una gracia
que nos concede ininterrumpidamente- procuraré
emplearla siempre en su servicio y para vuestro
bien, pues sois vosotros quienes me habéis
conseguido la salud, a fin de que podamos todos un
día ir a gozar en el cielo de Dios, que tantos
favores nos prodiga en este valle de lágrimas.
((**It10.49**)) De las
pacientes investigaciones hechas en los registros
de la casa, en los de la administración y en los
de las clases, como también en el Necrologio de
don Miguel Rúa, resulta que los muertos fueron
realmente veintidós, y precisamente seis en 1872,
siete en 1873, cuatro en 1874 y cinco en 1875.
También don Joaquín Berto tomó apuntes de este
sueño, pero posteriormente, por lo que no debe
extrañarnos alguna inexactitud;
y ateniéndose a sus memorias, declaraba también en
el Proceso Informativo que don Bosco había
predicho seis muertos en el 1872 y veintiuno para
los tres años siguientes, y concluía: <>.(**Es10.55**))
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