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la santa misa. Yo lo quería ver todo, y, al
comprobar que la primera puerta de la sacristía
estaba semicerrada, me fui a ella y seguí
observándolo. Celebraba la misa el reverendo
Cibrario. Al llegar el momento de la elevación,
los jóvenes entonaron la jaculatoria: Sea alabado,
y reverenciado en todo momento el Santísimo y
Divinísimo Sacramento. Y al mismo tiempo se oyó un
fragor en la iglesia como si se desplomase;
apareció el individuo y desapareció también, entre
una humareda con trozos de papel convertidos en
ceniza, el cuaderno que tenía en las manos.
Di gracias al Señor, que se había dignado
vencer y arrojar fuera de su iglesia a aquel
demonio. Comprendí que la asistencia a la misa
echa por tierra todas las ganancias que puede
lograr el diablo y que los momentos de la
Elevación son terribles para el enemigo de las
almas.
Terminada la misa salí, convencido de que no me
encontraría más con aquel individuo; mas he aquí
que, apenas traspuse la puerta, vi un tipo
completamente agazapado en un rincón junto a la
iglesia. Se cubría la cabeza con un gorro rojo;
observé atentamente y vi que del gorro salían dos
largos cuernos.
-íHola! >>Todavía estás aquí, mal bicho?
Y grité tan fuerte que asusté al pobre Enría,
que dormitaba junto a mi cama, y yo me desperté.
Aquí tenéis el relato del sueño que tuve y,
aunque no es más que un sueño, por él pude conocer
algo en lo que jamás había pensado.
Y es que el demonio no se conforma con anotar
en su libro el mal que ve hacer, pues el Señor no
le creería en el juicio, sino que escribe también
las palabras de condenación tomadas de la
Escritura y de la ley de Dios; así él mismo
pronuncia la sentencia.
Ahora habrá muchos que desearán saber si tenían
algo escrito, y qué era, y si sus nombres estaban
anotados con tinta o no. Pero no conviene que lo
digamos aquí en público; en particular podré
contestar a quien lo desee.
Otras muchas cosas vi en este sueño; hay otros
episodios con las palabras de indignación que dijo
contra mí y contra algún otro; pero esto sería muy
largo de contar; lo iremos diciendo poco a poco.
II
Detalles del sueño que tuvo don Bosco en
Varazze, durante su enfermedad.-El mismo los contó
el 4 de marzo, por la noche, a todos los
muchachos, estudiantes y aprendices juntos.
Esta noche tendría que deciros muchas cosas del
pasado y del presente; pero como hay muchos que
continuamente preguntan algún detalle de aquel
((**It10.48**)) bendito
sueño, hoy os diré alguno, pues contarlos todos
sería el cuento de nunca acabar.
Preguntaba alguno si, después de haberse
quemado el cuaderno que llevaba aquel caballerete,
no vi nada más. He aquí lo que vi entonces. Apenas
quedó reducido a cenizas aquel libro y desapareció
aquel horrible animal, se levantó una especie de
nubecilla en medio de la cual vi como una bandera
o estandarte con esta inscripción: <<íGracia
obtenida!>> y había, además, otras cosas que yo no
os quería decir para que no os ensoberbecierais un
poco; pero os las manifestaré porque todos sois
buenos y virtuosos. Mezclando burlas con veras,
pude ver que vuestras conciencias, durante el
tiempo que yo estuve ausente, se conservaron todas
en un buen estado.(**Es10.54**))
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