((**Es10.538**)
En el invierno, después de las funciones de
iglesia, las muchachas pasaban todavía unos ratos
en el patio para comunicarse algún acuerdo para el
domingo siguiente. En las otras estaciones, por el
contrario, volvían a San Silvestre, donde
reanudaban los cantos, los juegos y las
conversaciones amenas y edificantes hasta el
atardecer y, antes de volver a sus casas, María
les daba una florecilla o un buen consejo, y decía
a todas una buena palabra para que pasasen bien la
semana. Evidentemente iba adquiriendo y
practicando el espíritu que don Bosco inculcaba a
los Salesianos y que ella inculcaría a las Hijas
de María Auxiliadora.
Aquel pequeño Oratorio hizo, en efecto, un bien
singular. <((**It10.588**)) a
coser y, con el manejo de la aguja, les dieran un
poco de instrucción religiosa, y las encaminasen a
una vida seria y sinceramente cristiana.
>>Desde aquel momento comenzó una especie de
comunidad que se componía de cuatro Hijas de la
Inmaculada y varias niñas. Una comunidad, que
tenía por base la humildad y la pobreza, sin más
haberes que la confianza en la bondad de Dios y
que veremos... crecer en número y erigirse en
Congregación religiosa... Y si nuestra joven María
supo elevarse en este siglo a tan alto grado en la
perfección cristiana y en el celo por la salvación
de las almas, >>qué no hará cuando el Señor, como
premio de la fidelidad a sus gracias, le abra un
nuevo camino y le entregue un campo más vasto para
cultivar?>> 1.
El año 1864 realizó don Bosco la última
excursión otoñal en compañía de sus pilluelos.
Aprovechó las rebajas especiales ferroviarias, y
los llevó en tren desde Villanova de Asti a Génova
y Pegli; conduciéndolos a la vuelta, desde
Serravalle Scrivia a Mornese, para condescender
con el deseo de don Domingo Pestarino, que tanto
había insistido para tener aquella visita.
María se industrió por acercarse lo más posible
al Santo, escuchó
1 Véase: Boletín Salesiano, en italiano,
octubre 1881.
(**Es10.538**))
<Anterior: 10. 537><Siguiente: 10. 539>