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((**Es10.534**) Como vivía lejos del pueblo y estaba atareada todo el día en las labores del campo, no podía dedicarse totalmente, como hubiera querido, al apostolado señalado por el Reglamento. Y Dios, que sabe sacar bien hasta del mal, no tardó en remover todo obstáculo. ((**It10.583**)) El año 1858 hubo un robo en la Valponasca, por lo que el padre se decidió a comprar una casita en el pueblo y trasladarse a vivir en ella. Dos años después se declaró el tifus y María, aconsejada por don Domingo Pestarino, se dedicó a asistir a los parientes enfermos. Tanto celo desplegaba que parecía <>. También ella cayó víctima de la enfermedad y parece que estuvo en las últimas. Se curó, pero ya no pudo seguir en los trabajos del campo. Tenía veintitrés años y sentía cada vez más viva el ansia de dedicarse por entero al bien de las niñas. Pensaba enseñarles junto con el oficio de la aguja la huida del pecado y la práctica de la virtud. Una escena singular, digamos más bien preternatural, porque humanamente es inexplicable, y a la que ella asistió, parece que le aconsejó que aprendiera ese oficio. Lo cierto es que un día, pasando por el Borgo Alto, donde más tarde surgió el edificio que atraería para siempre las miradas de las Hijas de María Auxiliadora, vio una casa muy grande con muchas niñas que estaban jugando en el interior... Quedó tan encantada que le parecía soñar... y, sin embargo, estaba despierta, en pie, al aire libre y en pleno día... Miró, siguió mirando, cada vez más maravillada, y exclamó al fin: ->>Qué es esto? íAquí no hubo nunca este edificio; yo no lo había visto nunca... ! >>Qué quiere decir esto? Contó lo sucedido a don Domingo Pestarino. Este no le dio crédito, y le prohibió que pensara en aquella visión..., que verdaderamente era una singular advertencia. Ella, en efecto, se sentía más atraída al apostolado con las niñas, que a enseñar el oficio de modista. Habló de ello a su amiga Petronila Mazzarello... Se pusieron de acuerdo, con el consentimiento de los padres y de don Domingo Pestarino, para aprender aquel oficio. Y con gran sorpresa del pueblo, fueron durante seis meses a aprender corte y confección. Después, sin demora, empezaron a trabajar en el oficio y a reunir a su alrededor algunas muchachas, a las que María propuso este programa: íponed la intención de que cada puntada sea un acto de amor a Dios! Esto sucedía del 1861 a 1862. A partir de entonces los caminos de la Providencia comenzaron a perfilarse más claramente. ((**It10.584**)) Petronila (**Es10.534**))
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