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que se pueda celebrar la santa misa en el
Quirinal? íNo hay más que un medio!
->>Cual es: íDíganoslo!
-Que antes salgan ustedes de él...
Se miraron cara a cara unos y otros y dijeron
después:
-Don Bosco ha hablado claro; no está mal...
esto se llama hablar con franqueza.
-Yo, prosiguió don Bosco, nunca lo hubiera
dicho, si ustedes no me hubiesen forzado a ello.
Pero >>encuentran ustedes algún otro medio?
-Don Bosco tiene razón, concluyeron todos.
Estaban en esta conversación, en la que también
Vigliani, llegado después, tomaba parte, cuando de
pronto entró un ujier y llamó al Ministro. Acababa
de llegar el Secretario del Embajador de Prusia
con un largo despacho urgentísimo.
Poco después, decía el Ministro a don Bosco y a
los otros:
-íSeñores, las negociaciones para las
temporalidades han fracasado! Bismarck ha
telegrafiado sobre el particular; aquí tienen el
despacho; no se admite tregua alguna en la guerra
al Papa.
Extrañábase Bismarck en el telegrama de que el
Gobierno entablase negociaciones con un cura,
mientras él se esforzaba por sostener
vigorosamente a Italia; decía que su soberano el
Emperador estaba altamente indignado; y acababa
con amenazas, si se proseguían los intentos de
conciliación.
->>Qué hacer? concluyó Vigliani; Prusia tiene
nuestra suerte en sus manos.
Il Fischietto, diario humorístico de Turín,
publicó una caricatura; Vigliani, boquiabierto,
está pendiente de los labios de don Bosco;
Bismarck abre de un puntapié la puerta del
despacho y entra para agarrar a Vigliani; don
Bosco levanta la derecha en actitud de quien habla
sosegadamente ((**It10.551**)) y
sostiene en la izquierda un hisopo, echando agua
bendita sobre Bismarck.
Así terminaban aquellas largas negociaciones,
que si hubiesen tenido éxito, habrían dado las
temporalidades a los Obispos y aliviado al Papa de
muchísimos gastos, porque él entregaba
regularmente a cada obispo algo de dinero con que
vivir, y no habría habido por parte de la Iglesia
ningún acuerdo con sus enemigos, ningún
acercamiento del Papa a los revolucionarios.
Pero el trabajo de don Bosco no fue baldío.
Algunos obispos habían obtenido las
temporalidades, otros las obtuvieron después; y lo
que es más, todas las diócesis lograron tener su
propio Pastor, y
(**Es10.504**))
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