((**Es10.480**)
>>-Diga a don Bosco que hoy a la una, a las
dos, a las tres, o a las cuatro, pase por mi
despacho>>.
Don Bosco fue, <>.
Cuando volvió a casa, escribía don Bosco a
monseñor Gastaldi:
Excelencia Rvma.:
Parecía concluido todo, cuando hoy aparece un
tropiezo. El Ministro de Gracia y Justicia comenzó
por ponerse de mal humor cuando el abogado general
Eula escribió que se había enterado por V. E. de
que había concertado un arreglo sobre las
temporalidades. Hoy, además, casi al mismo tiempo
que la suya, llegó también otra carta del mismo
abogado, que manifestaba haber recibido invitación
para hacer llegar aquella declaración Consistorial
al Ministerio, y que todo estaba concluido. Se
pedían explicaciones. Se añadió que un diario
publicó a la letra todo esto. Hoy el Consejo de
Estado estaba desconcertado, e hizo otras
propuestas, que serán referidas mañana.
Pero todos me dijeron recomendara
encarecidamente a V. E. mantuviera el más estricto
secreto sobre todo este asunto, y, si fuera
necesario, que escribiera exclusivamente al
cardenal Antonelli o bien el comendador Vigliani.
((**It10.524**))
Algunos Diputados ya han ido al Ministerio a pedir
aclaraciones sobre lo publicado por algunos
periódicos.
En conclusión, el demonio ha metido la pata.
Tan pronto como haya algo positivo, pero
definitivo, lo sabrá V. E. al momento, por mí, o
por el cardenal Antonelli.
Encomendemos, dice el Padre Santo, todo esto al
Señor, a fin de que se puedan obtener no sólo las
temporalidades, sino alejar también los estorbos
que se ponen a los obispos en el ejercicio de su
ministerio pastoral.
Con la más profunda veneración y con sincera
estima tengo el honor de poderme profesar,
De V. E. Rvma.
Roma, 24-1874.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
Aun en medio de tantas patrañas, como la prensa
esparcía acerca de él, todos le tenían un respeto
singular y muchos lo querían tener a su mesa,
siquiera una vez, en su casa. El 25, el marqués
Cavalletti, que había sido Gobernador de Roma bajo
el Estado Pontificio, lo invitó a comer el día 27.
Aquella tarde don Bosco fue a la calle Ripetta n.°
66, a casa del caballero Francisco Gilardini,
yerno del caballero Balbo, y refrendario del
Consejo de Estado, el cual, -anota don Joaquín
Berto-le repetía <(**Es10.480**))
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