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pero no le encontramos; desde allí, a casa del
cardenal Berardi, que también estaba fuera de
casa. Comimos y después, a eso de las cuatro,
fuimos a ver al señor Vigliani, Ministro de
Gracia, Justicia y Cultos.
>>Nada más llegar, un ordenanza le anunció por
su nombre y al momento lo pasó a la audiencia, que
duró una hora. Después, el propio Ministro le
acompañó hasta fuera del despacho y le despidió
con mil reverencias y señales de respeto. Yo
estuve en la antesala rezando el breviario. El
ordenanza, que era piamontés, estuvo muy
satisfecho de haber podido entretenerse un poco
con don Bosco.
((**It10.497**)) >>Al
salir de allí, tomamos un coche y fuimos a visitar
al cardenal Antonelli. Después de casi hora y
media de audiencia, bajamos del Vaticano y fuimos
a ver al cardenal Berardi, y a continuación a
cenar en la vía Sistina>>.
Como se ve, don Bosco no perdió un minuto para
reanudar las negociaciones de las temporalidades
episcopales. Y aquel día enviaba una carta a
monseñor Gastaldi, que hubiera querido alcanzar la
meta por su cuenta, sin atenerse a lo que le
habían aconsejado.
Excelencia Rvma.:
Hoy he hablado largo tiempo con la persona
conocida que manifiesta muy buena voluntad. Llevó
la conversación a la gestión iniciada por V. E.
ante él. Dijo:
-No quiero que pida el Exequatur, sino sólo las
temporalidades. Pero esta segunda petición no
quiere ser admitida por otro personaje más
autorizado (por el cardenal Antonelli). Aguarde y,
dentro de algunos días, volveré a escribirle. Hay
una fórmula general, que tal vez será aceptada por
ambas partes.
Si llegare a saber que alguna persona de
confianza sale de Roma para Turín, escribiré una
carta especial.
Dígnese creerme, con profunda gratitud,
De V. E. Rvma.
Ultimo día del 1873. Roma, Vía Sistina, 104.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
Anotaba don Joaquín Berto: <>.
Los Ministros del Reino ya dejaban en sus manos
la solución de las enmarañadas divergencias con la
Iglesia y <(**Es10.456**))
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