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((**Es10.450**) mi parecer, contrasta evidentemente con las promesas que Italia ha hecho repetidas veces, de conceder libertad a la Iglesia; contrasta con la caída del poder temporal y el cese de toda injerencia de los clérigos en los asuntos civiles; empeora la situación actual respecto a la Iglesia y respecto al Estado; mantiene una institución que será de estorbo al Gobierno y que no puede conciliarse con la índole de nuestra época y con los principios de un Gobierno libre y representantivo...>>. Y después de exponer otras buenas razones, preguntaba: <<>>Vamos a introducir el Placet y el Exequátur en la provincia romana como símbolo, como testimonio de la libertad de la Iglesia? Esto es más que una contradicción y creo que la Santa Sede podría con razón considerarlo como un insulto>>. Así que don Bosco escribió a Vigliani: Turín, 12 de octubre de 1873 Excelencia: La gran confianza, de que V. E. goza públicamente, me mueve a hablarle de un asunto referente al bien de la Religión y también del Estado. Expongo las cosas brevemente. En marzo de este año tuve el honor de hablar con el ministro Lanza y, por encargo extraoficial, traté sobre la controversia de la temporalidad de los obispos. El me presentó tres modus vivendi propuestos por el Consejo de Estado. Se eligió uno, que parecía aproximarse más a los términos (límites), queridos por ambas partes. Hechas algunas modificaciones, más bien de forma que de fondo, se admitió el indicado en folio aparte con la letra A. Las discusiones, que en aquel momento debían celebrarse en la Cámara de los Diputados, aconsejaban diferir la ejecución de la proposición hasta el fin de aquella sesión parlamentaria. Pero el cambio de Ministro paralizó la negociación. A mediados de julio envié una relación de todo esto a S. E. Minghetti, el cual bondadosamente acusó recibo de mi carta el 16 del mismo mes, añadiendo que me daría cuanto antes contestación categórica. La gravedad y multitud de asuntos, en los que hubo de intervenir, seguramente ha hecho que retrasara u olvidase ((**It10.491**)) el tema que nos ocupa. Por ello me he atrevido a dirigirme a V. E. que precisamente está al frente del Ministerio al que pertenecen estos asuntos. Pero en aquella ocasión sólo se habló del modus vivendi para aplicarlo a los Obispos que habían de nombrarse en el futuro; y para los ya nombrados, se había propuesto otro, señalado en el folio con la letra B. De éste no se trató entonces, ni se hicieron consideraciones de ninguna clase, dejándolo para ocasión más oportuna. Como sacerdote que soy amo la religión, como ciudadano deseo hacer todo lo posible por el gobierno, y, tomando aquí la defensa de éste, me parece que el modus vivendi B, está más de acuerdo que ningún otro con las miras gubernativas, puesto que con él el Gobierno: 1.° Se pone en relación directa con la Santa Sede. 2.° La Santa Sede contestaría oficialmente al Gobierno. (**Es10.450**))
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