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((**Es10.447**) llanamente, y llama a las cosas por su nombre. Por un lado se pide demasiado y por el otro no se quiere conceder nada. ((**It10.487**)) Díjole también el Conde que algún periódico milanés había hablado de él, llamándolo el pequeño Papa del Piamonte. El día 27 se encontraba todavía en Módena y el 29 o el 30 de marzo entraba en Turín. 10. Reanuda las negociaciones Ya se había decidido suprimir todas las casas religiosas de Roma y su provincia, que, según las estadísticas publicadas por el Gobierno italiano en noviembre de 1872, sumaban trescientas once las de los religiosos con cuatro mil trescientos veintiséis miembros, y ciento sesenta y cinco las de religiosas con tres mil ochocientas veinticinco monjas. Los Superiores Generales de las diversas Ordenes enviaron el 2 de junio una protesta con ochenta y dos firmas al rey Víctor Manuel y al Presidente del Consejo de Ministros y de la Cámara de Diputados. El 25 de junio eran recibidos por el Papa, el cual les dijo: <<>>De dónde procede, sino del Príncipe de las tinieblas y de los que en él se inspiran, esa locura cruel de atacar a personas inocuas, que viven tranquilas en la soledad del claustro, rezando, estudiando y embelleciendo la Iglesia, que con estas ayudas y defensores se presenta circumdata varietate (rodeada de variedad)? >>>>De dónde ese odio, que empuja a los mismos a privar a esta Santa Sede de válidos apoyos, al pueblo fiel de buenos administradores de los sacramentos y sagrados dispensadores de la palabra de Dios, sino del mismo Satanás y sus satélites en carne humana, que querrían arrancar de cuajo la fe y destruir, si fuera posible, el catolicismo? >>Eso no. obstante, dos reflexiones vienen al pensamiento, y sirven de aliento en medio de tanta desolación. La primera es que las almas queridas por Dios tienen que ser probadas con la tribulación, quia acceptus eras Deo, necesse fuit ut tentatio probaret te. Así explicaba el ángel a Tobías el misterio de sus dolores. Así también ahora, purgada la Iglesia con las tribulaciones, surgirá más vigorosa y las mismas órdenes regulares podrán combatir cada vez mejor las batallas del Señor, después de haber superado los actuales esfuerzos del infierno, que tienden a la destrucción de todo lo que se presenta con el signo de religión y de Iglesia. >>El otro motivo de aliento y esperanza es para mí el espíritu (**Es10.447**))
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