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y se hospedaron con los Hermanos de la Doctrina
Cristiana, en el Borgo delle Colonne. Durmieron
allí al lado, en casa de un buen sacerdote, el
canónigo monseñor Santiago Battei. Por la mañana
don Bosco celebró la misa de la Comunidad, y
pronunció una platiquita que agradó mucho por su
admirable sencillez.
Comió en el Seminario y, para dar gusto a los
Superiores, contó algo de la historia de los
principios del Oratorio: cómo iba en los días
festivos con sus pilluelos de un lugar a otro en
espera de una morada estable; cómo por algún
tiempo enseñaba catecismo, cantaba vísperas y
confesaba y enseñaba cánticos religiosos en un
prado; y cómo, por fin, unos amigos, creyendo que
estaba loco, se pusieron de acuerdo para
encerrarlo, y fueron allí para conducirle al
manicomio en un coche, y cómo, gastándoles una
broma, los había enviado a ellos. Es de imaginar
la hilaridad que despertó esta narración entre los
seminaristas y sus superiores.
La tarde anterior y gran parte del día 20
estuvo con el Obispo, monseñor Villa, que estaba
bastante delicado de salud. Escribía don Joaquín
Berto: <>
entreteniéndose con don Bosco que <>. Había
determinado salir el 19; en cambio, pernoctó de
nuevo en Parma, y al día siguiente fue, en
compañía del Obispo, a visitar un local del otro
lado del torrente Parma, llamado la Antigua Parma,
tal vez para poner allí un colegio>> 1. Durante la
jornada fue también a visitar al marqués
Pallavicino, <>.
Por la mañana del 20 don Bosco celebró en la
iglesia de las Ursulinas y volvió al Seminario,
donde tomó un ligero almuerzo. A las diez y media
salió hacia la estación donde volvió a encontrarse
con el padre Franco y junto con él siguió viaje
hacia Bolonia, donde fue huésped del Párroco de
San Martín, hasta el día 22.
Sigue contando don Joaquín Berto: <((**It10.466**)) autor
de la Petreide 2 y Arzobispo
1 Se estaba pensando en abrir en Parma un
hospicio para niños pobres, a propuesta de la
caritativa marquesa Zambeccari.
2 El cardenal Morichini, gran admirador de don
Bosco, siendo obispo de Jesi, publicó la Petreide.
<>. Así escribía don Bosco,
que recibió un ejemplar como obsequio con estas
palabras, escritas por el Cardenal en la portada:
<(**Es10.428**))
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