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Así pues, la sagacidad diplomática del Santo
había tutelado la independencia del Papa y ayudado
a la salvación de muchas almas. Al mismo tiempo,
como puede deducirse por el desarrollo de los
acontecimientos, había logrado establecer un
secreto entendimiento con el Ministro. Como
siempre, su proceder era guiado y bendecido por
Dios. Obtenido su intento, con paciente trabajo,
fue a despedirse del Papa, el cual le dijo:
-Querido don Bosco, habéis pedido y obtenido
muchas veces honores y cargos distinguidos para
los demás: >>qué pedís para vos?
-íPadre Santo, que siga dispensando siempre su
benevolencia al pobre don Bosco!
-íLa tenéis completa! >>Y qué más?
-íNada más que su benevolencia!
El Santo llegó a Turín el 16 de septiembre por
la mañana. Les esperaba don Miguel Rúa en la
estación de Puerta Nueva, e iba con él a comer en
casa de la mencionada bienhechora.
Se había comunicado a monseñor Gastaldi que don
Bosco regresaría al Oratorio aquella tarde.
Monseñor se apresuró a ir para entrevistarse con
él apenas entrara en casa, adonde se le adelantó.
Los clérigos y sacerdotes corrieron a saludar
al amigo de su Superior y los muchachos aplaudían
al Obispo que había pontificado algunas veces en
la iglesia de María Auxiliadora.
Monseñor se encontró con don Juan Bautista
Lemoyne, le abrazó y subió con él a la terracita
situada al lado de la iglesia de San Francisco. No
podía parar... Era presa de una incontenible
impaciencia.
Cuando he aquí que apareció don Bosco en la
portería, al extremo del patio. Todos los
muchachos se agolparon a su alrededor para besarle
la mano, y él avanzaba ((**It10.447**))
lentamente.
-Y no viene, no viene..., iba repitiendo en voz
baja Monseñor.
Al poco rato, poniéndose las manos en la boca a
manera de bocina, gritó a todo pulmón:
-íDon Bosco, don Bosco!... íDése prisa!
Don Bosco alzó la cabeza, vio a Monseñor y
apresuró el paso. Bajó el Obispo de la terraza, le
tomó de la mano, le acompañó a la habitación y se
quedó con él largo rato, en íntimo coloquio. Al
terminar, don Bosco le comunicó las palabras del
Papa:
-íAhora Arzobispo y, dentro de dos años, algo
más!
Y añadió Monseñor:
-íDejemos actuar a la divina Providencia!
Aquella tarde anunciaba don Bosco a la
comunidad la promoción
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